El buque oceanográfico Ángeles Alvariño, vuelve a la zona de búsqueda tras la avería que sufrió el pasado sábado, 12 de junio. Llevaba faenando sin descanso desde el pasado 31 de mayo. Localizar los cuerpos de la bebé Anna, de un año, y su padre, Tomás Gimeno, es la prioridad para esta embarcación del Instituto Español de Oceanografía. Ya ha sido reparada "una avería aparatosa" en el vehículo ROV (Remotely Operated Vehicle), según fuentes de este despliegue tecnológico sobre el terreno. Es el robot dirigido que busca en el fondo marino y que rescató el cuerpo de Olivia el jueves pasado. El aparato que no cesa de realizar inmersiones.

Esas fuentes en el ámbito tecnológico de la búsqueda elogian a COPE el trabajo preciso de la Guardia Civil: “En dos ocasiones encontramos algo. Ellos nos facilitaron las coordenadas. Nos dijeron: buscad ahí. Buscamos y encontramos. Si no, habría sido imposible”. En ese momento final de la búsqueda, en un radio de muy acotado, unos 2 kilómetros cuadrados, afirman con poca concreción estas fuentes, está siendo clave el vehículo ROV que se desplaza por el fondo marino inspeccionando y ofreciendo imágenes de la superficie marina en tiempo real. “El sonar no ha sido tan efectivo en esta ocasión”, dice.

La Uniad de Policía Judicial de la comandancia de Las Palmas, auxiliada por el Grupo de Apoyo Tecnológico Operativo (GATO) de la UCO, han clonado la tarjeta del teléfono de Tomás y obtenido datos precisos sobre su geolocalización la noche de los hechos. Así han podido facilitar coordenadas precisas sobre los lugares de búsqueda. Los técnicos han diseñado sobre el fondo marino, de enorme dificultad por su profundidad y su enrevesada orografía, un diseño de cuadrículas que facilita ese rastreo. El sonar va montado en el ROV y, a su vez, el magnetómetro, que detecta objetos metálicos, se instala en el sonar de barrido lateral. También utilizan una sonda multihaz.

Quienes conocen y manejan ese despliegue de tecnología, pendientes de las órdenes e indicaciones que reciben de los investigadores de la Guardia Civil, sitúan las posibilidades de encontrar los cuerpos de Anna y Tomás “entre muy, muy difícil e imposible”. Y añaden: “Como no haya nada que los sujete al fondo será muy complicado. Lo que se ha encontrado ya es mucho”.

Joaquín Amills: "Tomás se echó para atrás"

El portavoz de la familia materna de las niñas, Joaquín Amills, da por hecho que Tomás Gimeno está en el fondo en el mar, pero advierte en una hipótesis “muy mía” que cuando a las 23.30 horas de la noche del 27 de abril vuelve a puerto “no lo hace para recargar el móvil, sino que no se atreve a acabar con su vida”. Luego, una vez se encuentra con la patrullera de la Guardia Civil recapacita decide volver al plan inicial. Entonces aprovecha el uso del móvil para seguir enredando a la propia madre de las niñas, Beatriz, a amigos y a su propia familia con el señuelo de que se marcha fuera de las islas con las crías, que tiene dinero para ello y que nunca más volverían a verlos, ni a él ni a las hijas. Así hasta su último mensaje a las 2:27?h de la madrugada. Después se habría arrojado al mar. Junto a él, en varias bolsas, todo rastro del escenario criminal que ahora reconstruye la benemérita.

Los forenses piden “prudencia extrema”

Los forenses piden “prudencia extrema” y tiempo, dos semanas, para culminar los análisis químico-toxicológicos que puedan determinar la causa del edema agudo de pulmón que acabó con la vida de la pequeña Olivia, de seis años. Esa patología mortal “puede corresponder a multitud de causas”. “No permite en ningún caso -dice la nota oficial del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Santa Cruz de Tenerife- aventurar hipótesis como el ahogamiento o la inhalación de tóxicos. (…) Solo sirven para generar confusión y añadir más dolor a personas que ya están sufriendo bastante”.