Quédate con ese dato: en España hay 4,3 millones de personas declaradas con discapacidad. O, lo que es lo mismo, en 1 de cada 3 familias hay una persona discapacitada, independientemente de su grado y de su perfil.

Pero si uno se adentra todavía más en los datos, se da cuenta de que, de esos cuatro millones de discapacitados que están en edad de trabajar, solo 1 de cada 4 tiene un empleo.

Ni que decir tiene, que, la mayoría de ellos, apenas puede acceder a un puesto de liderazgo y tiene pocas opciones de prosperar. Si lo traducimos, de nuevo, a los datos, vemos que, más de la mitad de grandes empresas no visibilizan de forma algunaa las personas con discapacidad.

Y eso, que la normativa obliga a la contratación de este tipo de personas. Claro, que, si se incumple, se hace muy difícil poder hablar de inclusión.

Con motivo del Día Internacional de las Personas con Discapacidad, en COPE nos hemos preguntado cómo es su situación en materia de educación y de trabajo y cómo podemos hacer para fomentar una inclusión real.

Una inclusión, que, de momento, cojea, empezando por el trabajo. Según nos contaba a COPE Daniel-Anibal García Diego, secretario de Finanzas de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánica (COCEMFE) que, nos contaba que para que exista una inclusión auténtica, se tiene que empezar por no excluirles del trabajo.

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“La inclusión laboral es la forma más potente de inclusión social, es la forma de tener autonomía económica, que es lo que les puede dar la autonomía real...Socializamos mediante el trabajo, muchas personas con discapacidad nunca han llegado estar incluidos en el mundo laboral” contaba.

Y, son, precisamente, los datos lo que hablan por sí solos, ya que el 33% vive en situación de riesgo de pobreza porque no pueden acceder a ningún empleo.

Barreras desde el primer momento que se presentan a un trabajo

“La discapacidad es una forma de discriminación” comenzaba diciéndonos un contundente Daniel-Anibal García Diego, que vive, desde la Confederación, los problemas de la empleabilidad de los discapacitados en primera mano.

Y es que, según nos contaba, para muchas empresas la discapacidad es una barrera que, muchas veces, no supera ni la primera fase de un proceso de selección.

“Vemos que hay gente que en la entrevista no quiere contar que tiene una discapacidad porque percibe que va a ser un elemento de exclusión” nos señalaba. Algo que, según él, afecta tanto a las personas con discapacidad que, en muchos casos, optan por no presentarse a ninguna entrevista de trabajo.

Algo bastante preocupante porque, como nos decía, es una situación que no va a cambiar hasta que se rompa con “esos roles y estigmas que tiene la sociedad”.

Eso sí, muchas veces no basta con romper esos prejuicios, sino que las soluciones pasan por invertir en las personas discapacitadas y hacer una legislación acorde que se cumpla.

Eso es, al menos, lo que opina en COPE Albert Campabadal, el presidente del Consejo Español para la Defensa de la Discapacidad y la Dependencia (CEDDD).

“Es muy importante la atención temprana, pero hay colas de atención temprana y España no tiene una legislación específica. Las competencias están traspasadas a las autonomías y cada una tiene una manera de responder ante las necesidades...Pedimos que haya una ley que implante unos estándares de atención temprana obligatorios para las autonomías” explicaba.

Incentivos para que exista inclusión en la educación y en el trabajo

Como nos comentaba el presidente de CEDDD, la atención temprana es fundamental para reducir al máximo la exclusión de las personas con discapacidad y ayudarles en el camino.

Y, parte de ese camino, comienza en la educación. Dependiendo del grado y del perfil del discapacitado, se tiene que recurrir a una escuela de educación especial o una escuela ordinaria.

El problema viene cuando no se tiene en consideración que no todos los estudiantes tienen el mismo tipo de discapacidad y se pretende unificar todo en la escuela ordinaria. Por cierto, que es ahí donde prácticamente el 90% de los discapacitados aseguran sufrir algún tipo de acoso.

“Los apoyos son caros y no todos están atendidos como tendrían que estar en la escuela ordinaria” nos contaba Albert Campabadal.

Si esta es la situación en la educación, imagínate cuando estas personas intentan acceder a un trabajo. Como nos recordaba Daniel-Anibal García Diego, hay que informar a las empresas y administración que hay distintos perfiles de discapacitados que pueden estar en puestos de trabajo de liderazgo, entre otros incentivos para ayudar a su contratación.

“Las empresas tienen una obligación legal de contratar a personas con discapacidad, pero hay que cumplir con esa normativa” señalaba.

Aun con todo, ambos expertos señalan que ha habido una evolución clara en los últimos años y que, si se ponen en marcha proyectos, inversión y normativas, todavía estaremos mejor en el futuro en materia de inclusión de las personas con discapacidad.

Porque sí, España es, en cuanto a inclusión, “un país puntero” que todavía hay que perfilar.