La colaboración española que fue crucial para que el hombre llegara a la Luna
Una pequeña estación de la NASA en Madrid fue crucial para que el hombre consiguiera llegar a la Luna en 1969

La colaboración española que fue crucial para que el hombre llegara a la Luna
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Houston, aquí base Tranquilidad. El Águila ha alunizado”.
En España, eran las nueve de la noche y dieciocho minutos del 20 de Julio de 1969, cuando esas palabras pronunciadas por Neil Armstrong nada más tocar suelo selenita, fueron captadas por una antena RSS-66, conocida como La Dino, situada en la localidad madrileña de Fresnedillas de la Oliva y, posteriormente trasladada a Robledo de Chavela donde permanece dormida, inoperativa, desde 2008.
El Centro de operaciones de la NASA en esa localidad, fue el primer lugar del mundo donde se escucharon esas palabras, tan solo 1,3 segundos después de que Armstrong las hubiera pronunciado. Houston el punto neurálgico de la NASA, las escucharía 0,3 segundos más tarde, cuando desde Fresnedillas, se las reenviaron por cable submarino.
El mundo entero, que miraba al cielo y que estaba siguiendo la conquista de la luna en los viejos televisores en blanco y negro, respiró aliviado y las más de 400.000 personas que habían trabajado para hacerla posible, soltaron el aire retenido en sus pulmones, tal como se pudo escuchar en la respuesta enviada desde Houston al módulo lunar El Águila: “Bien, te copiamos. En tierra hay un montón de gente que ya se estaba poniendo azul. Respiramos de nuevo”. No es extraño que en la NASA estuvieran conteniendo la respiración, porque al módulo lunar solo le quedaba combustible para 17 segundos cuando Armstrong consiguió posarse sobre nuestro satélite.
Con los nervios a flor de piel, Armstrong y Aldrin recibieron la orden de permanecer en el módulo lunar durante varias horas, con Collins esperándolos en el módulo espacial para recogerlos y devolverlos a tierra.
No sería hasta las 3,56 de la madrugada en España, cuando Armstrong, después de descender con dificultad nueve escalones, pondría su pié en la superficie lunar, pronunciando esa frase que ya ha quedado para la posteridad : “Este, es un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad” . Unos minutos más tarde, lo seguiría Aldrin y juntos retozarían, se fotografiarían y recogerían kilos de material lunar para traerlo en su vuelta a casa.
Mientras tanto, aquí en España, Fresnedillas, ya había pasado el testigo de las comunicaciones a Houston pero, después de la euforia inicial, nadie se movía, todos permanecían en sus puestos, conscientes de que ellos, también acababan de pasar a la Historia.

Carlos González Pintado, era uno de los ingenieros en cuyas manos cayó la responsabilidad de recoger y reenviar las primeras palabras de un ser humano sobre la luna. Después, fue jefe de operaciones y director adjunto del Complejo de Comunicaciones con el espacio profundo en Robledo de Chavela y ha sido condecorado con la medalla de la NASA al servicio público excepcional.
"Mientras sucedía, estábamos tan preocupados por asegurarnos de que el equipo a nuestro cargo fundionaba como debía, que si bien éramos conscientes de que estabamos viviendo un momento histórico, no podíamos disfrutarlo como tal. Yo era el responsable de los emisores y receptores, eso significa que la información que recibíamos pasaba por mi receptor y luego se iba a Houston y los datos de Houston, venían a mi transmisor desde dónde los enviábamos a la luna. Solo cuando terminó nuestro turno, la luna se oculto por el horizonte y Madrid pasó el testigo y Houston nos dijo "Madrid, muchas gracias, nos vemos mañana", sólo en ese momento es cuando toda esa adrenalina que fluia por tu sangre se relaja, te tiemblan las rodillas y cuando dices "Dios mío, he sido participe de un hecho histórico" y empezamos a disfrutar porque las comunicaciones ya no dependían de nosotros", recuerda Gonzáles Pintado para la CADENA COPE.
A la pregunta de si eran conscientes del peligro, teniendo en cuenta que el módulo se podía estrellar porque le quedaban 17 segundos de combustible, González Pintado, explica: "Sí lo éramos pero estabamos convencidos de que iba a salir bien, aunque el hecho de que hubiera estos problemas en el aterrizaje cuando se le cantaban los parametros de velocidad vertical y horizontal, no nos pasaben desapercibidos, pero la responsabilidad de que nosotros no falláramos, hacia que eso estuviera en segundo término"
Armstrong había tenido roces en la NASA porque tenía la costumbre de improvisar, con la disculpa de que prefería equivocarse en tierra y no allá arriba y, sin embargo, fue esa capacidad de improvisación la que permitió el alunizaje y les salvó la vida. "Sí, de Armstrong, deciamos que era un gafe con suerte porque uno de los problemas que tuvo mucho antes de ser astronauta, fue cuando estuvo a punto de perder la vida en un vuelo de un X-15 y fue capaz de resolverlo y más tarde, con un simulador en tierra, saltó del módulo medio segundo antes de perder la vida, tenia unos recursos increibles. Todo lo raro que pasaba le caía a él, pero al final consiguió posarse en la luna" cuenta éste ingeniero que tuvo sobre sus espaldas una parte importantísima de esa misión a la luna.
"SI NUESTRA ANTENA NO ESTUVIERA FUNCIONANDO, HUBIERAN TENIDO QUE SUSPENDER EL ATERRIZAJE"
"Si se estropeaba nuestra antena podía suceder que la mision fracasara. Si las antenas de Madrid no estuvieran funcionando, hubieran tenido que suspender el aterrizaje y si hubieran fallado antes del lanzamiento, se hubiera aplazado", recuerda.
Lo más curioso es que ese hito irrepetible para la humanidad, se llevó a cabo con tecnologías de última generación en aquel momento, pero que hoy no superarían la de un teléfono móvil. "Es verdad, responde González Pintado. Todo el mundo sabe que un teléfono móvil de ahora es más potente, pero para que se hagan una idea, un móvil de última generacion tiene 180.000 veces más memoria que la que tenía el ordenador de la nave que llegó a la luna".

RSS-66, LA DINO
La antena de Fresnedillas, RSS-66 conocida como La Dino, cumplió con creces su misión. "Sí, y la llamamos Dino por su aspecto. Al principio no la llamabamos así, pero después se le cambio la estructura y cuando se posicionaba mirando al horizonte alguien dijo que parecía un dino, y como La Dino se quedó, aunque tambien le llamábamos "el hongo" o "la seta" recuerda este ingeniero, hoy ya jubilado.
Preguntamos si en España somos conscientes de la importancia que hemos tenido en la conquista de la luna y González Pintado es rotundo: "Tenemos el defecto de decir o pensar que no somos buenos y que lo que viene de fuera es mejor, pero tenemos un material humano increible y somos capaces de hacer cosas increíbles aunque cuando las conseguimos, no hacemos que la gente se entere".
Ante el hecho de que la luna parece haber perdido interés en la carrera espacial, explica que "en aquel momento era una cuestión de prestigio. Los soviéticos llevaban mucha ventaja a los norteamericanos y los norteamericanos querían demostrarle al mundo que no estaban por detrás sino que su tecnología y su poderío económico eran superiores. Después pensaron en el interés económico que mueve al mundo y no encontraron nada, porque en la luna no hay nada, al menos de momento y hasta que necesitemos sus recursos en la fusión fría".
¿Ni siquiera como base intermedia para ir a Marte?, preguntamos. "Podría ser, responde, pero yo pienso que la luna está demasiado cerca para ser una base intermedia. Está sólo a 400.000 kilómetros. Aún así, sí se va a usar como base intermedia y no lo entiendo porque si paso por la luna, tengo que frenar para quedarme en órbita lunar, con lo cual gasto energía y a la hora de salir hacia Marte otra vez vuelvo a gastar más energía, gasto dos veces más de energía que viajando directamente a Marte".
Todavía ahora, 50 años después, aparecen con periodicidad los escépticos que aseguran que nunca se conquistó la luna, que todo ha sido cuestión de los efectos especiales de Holywood... ¿Cuántas veces ha tenido que convencer a los escépticos Carlos González Pintado? "En más de una ocasión, responde. A unos porque no saben cómo fue y preguntan de buena fe, así que se lo explico, pero con los que tratan de crear polémica yo no entro. Me da la impresión de que utilizan el escepticismo para ganarse la vida escribiendo pequeños panfletos".
Hoy, cincuenta años después, Carlos González Pintado, el hombre gracias al cual pudimos escuchar a Armstrong hablando desde la luna, cuenta sus experiencias en conferencias, libros y en su web personal www.cgonzalez.org mientras, mientras mira al cielo con nostalgia y a nuestro satélite como algo inalcanzable. "Yo, dice, cuando se hizo el primer viaje a la luna, hubiera ido sin pensarlo dos veces".