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Jaggar, Patton y todos los intentos de detener un volcán con explosivos: ¿Qué ocurrió tras bombardear la lava?

Cuando el volcán Maunaloa entró en erupción, los expertos intentaron detenerlo con explosivos. Curiosamente, no sería la primera vez ni la última que se intentó pararlo así

Jaggar, Patton y todos los intentos de detener un volcán con explosivos: ¿Qué ocurrió tras bombardear la lava?
Patricia Blázquez Serna
TwitterRedactor de COPE

Madrid

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 23:41

El volcán de La Palma lleva más de un mes en erupción y los expertos apuntan a que todavía no hay signos evidentes de que la expulsión de lava y ceniza pueda parar en las próximas semanas. Inmersos en una auténtica pesadilla, los palmeros esperan el momento de que acabe el terror en la isla y las grandes coladas de lava detengan su avance, dejando así de engullir hogares y cientos de recuerdos.

Desde que el volcán Cumbre Vieja estallara, se han intentando de todas las formas posibles tratar de desviar la lava. En muchos casos, sin éxito. No obstante, fue el presidente del Cabildo de La Gomera, Casimiro Curbelo, quien recurrió a la hemeroteca y propuso desviar las coladas de lava lanzando explosivos desde aviones militares desde el volcán. El objetivo no sería otro más que evitar que las coladas incandescentes de lava puedan seguir engullendo todo lo que se encontraran a su paso.

A priori, aquella idea fue calificada por muchos como "una locura". Sin embargo, no se trata de una idea nueva ni inédita, sino más bien todo lo contrario: ya existen precedentes. Uno de ellos, y el más importante, fue años antes de que diera inicio la Segunda Guerra Mundial.

George Patton, el artífice del lanzamiento de explosivos sobre un volcán para detener la erupción

Quedaban todavía cinco años para que Estados Unidos tomara protagonismo en la Segunda Guerra Mundial. Fue en el año 1935 cuando el volcán Maunaloa, en Hawái, entró en erupción. El proceso de erupción fue similar al que ya hemos vivido recientemente en La Palma: tras una serie de seísmos y la apertura de un hueco en la cara norte de la montaña, las coladas de lava comenzaron a deslizarse a través de las laderas y se llevaron por delante todo lo que encontraron a su paso sin ningún tipo de piedad.

Las autoridades estadounidenses veían cómo el volcán y su rápido avance estaba fuera de su control. Sintiéndose incapaces de controlar aquella situación, presionaron de todas las formas posibles al fundador del Observatorio de Volcanes de Hawái, Thomas A. Jaggar, para que tratara de solucionar el problema.

Evidentemente, a priori, él tampoco tenía las herramientas suficientes para poner fin a la erupción. No las tenía hasta que tuvo una idea de lo más curiosa. ¿Brillante? Tal vez. Aún no se sabe si funcionó. Jaggar contactó con el teniente coronel George S. Patton para que él y las fuerzas aéreas del ejército de Estados Unidos prepararan todo lo necesario para bombardear el volcán hawaiano.

El objetivo no era otro más que soltar todos los explosivos en la ladera del volcán para desviar así la lava y evitar la destrucción masiva de los pueblos y aldeas cercanas a las coladas que, cada vez más, se acercaban peligrosamente. No había sido, de todas formas, la primera vez que se había planteado: en el año 1880 ya se planteó, aunque en aquella ocasión se estudió la posibilidad de hacerlo con artillería en lugar de explosivos.

"De un campo de aviación en las afueras de Pearl Harbour partieron los aviones en un nuevo tipo de misión. Su tarea era bombardear el Maunaloa", contó la revista 'Life' en el año 1942. Con tan solo tres aparatos y algo menos de cien explosivos, el ejército estadounidense consiguió llevar la misión a término. Eso sí, no con los resultados esperados.

Fuera de todo pronóstico, la explosión de aquellos artefactos no consiguió desviar la lava. Sí pudo, eso sí, ralentizar su avance. No obstante, el volcán se detuvo por completo el 2 de enero. Jagger asumió que aquella interrupción volcánica definitiva había sido gracias a él, quien en el año 1939 quiso viajar hasta los pies del volcán para corroborar su teoría. Según él, los explosivos habían conseguido exponer el magma incandescente a las durezas atmosféricas y aquello consiguió, según él, a detener la erupción.

Años más tarde, los descendientes de George Patton decidieron publicar las memorias del coronel. Ellos prefirieron acogerse a la prudencia y alegaron que no había pruebas consistentes de que las labores del ejército estadounidense hubieran sido las responsables de que el volcán hawaiano detuviera su expulsión masiva de material volcánico. En cualquier caso, distintos investigadores terminaron por descubrir que se lanzaron desde el aire bombas de demolición con TNT y de pólvora negra.

Los intentos posteriores de detener la erupción de volcanes con explosivos

Como ya decimos, el intento de Jaggar y Patton no fue el primer intento por tratar de vencer a la naturaleza. Tampoco sería el último de la historia.

En el año 1941, el volcán Tavurvur, en Papúa Nueva Guinea, entró en erupción y el ejército de Estados Unidos trató de detenerlo, una vez más, con 'bombas sísmicas'. Se esperaba que aquel material pudiera generar un pequeño terremoto que pudiera detenerlo. No obstante, las bombas no alcanzaron el lugar se quedaron enterradas.

Más adelante, 1944 el Vesubio italiano volvió a despertar, amenazando gravemente a varios ciudades. La Fuerza Aérea estadounidense descargó explosivos con 88 bombardeos. Aquella misión también fue un fracaso.

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