Con la Sabiduría divina podemos comunicar el amor y la dulzura de Dios

Durante su alocución el Santo Padre ha comenzado recordandoo que el Espíoritu Santo es el Alma de la Iglesia y que cuando le recibimos abre nuestro corazón al Amor de Dios que es todo un regalo porque entramos en Comunión con Él. De esta manera siempre está con nosotros. Tal y como recalca la Escritura, el Espíritu es el "Don de Dios" por excelencia, que reparte entre nosotros sus siete dones conocidos, el primero de los cuales es la Sabiduría. De este Don, el Pontífice señala cómo ayuda a distinguir el bien del mal, hecho que sucedió con el Rey Salomón quien pidió al Señor este Don que le fue concedido desde lo Alto. Gracias a este regalo vemos las cosas con los ojos de Dios que nos la luz interior para poder discernir sobre todas las cosas que nos suceden. Esto es algo que reciben simplemente los que son dóciles al Espíritu del Señor. El Santo Padre ha recordado que la Sabiduría, hace lógicamente del cristiano un sabio, algo que no significa que conozaca infaliblemente todo, pero sí le da un cariasma especial para discernir lo que es la voluntad de Dios y vera los demás desde el prisma del Amor y la entrega generosa. Así descubrimos a Belleza Divina y su Amor como un suave perfume. Francisco ha terminado diciendo que nos podemos preguntar si de veras damos el aroma de Dios y el perfume de sus obras. La respuesta es algo que verán los demás en nuestra forma de proceder y actuar. Antes de termianr, el Pontífice ha hecho un resumen de su catequesis en los distintos idiomas, ha saludado a los peregrinos asistentes y ha impartido la Bendición Apostólica.