Podría ser el guion de un capítulo de una serie ambientada en una cárcel de máxima seguridad pero, por desgracia, lo sucedido este pasado fin de semana en la prisión de Valdemoro no es ficción sino pura y dura realidad. A esta hora se investiga quién está detrás del intento de introducir droga en el presidio de Valdemoro-Madrid III, en la carretera de san Martín de la Vega, mediante el uso de un dron en la madrugada del pasado sábado. Sobre las cuatro de la mañana, se oyó un ruido extraño primero y un fuerte golpe después.

Cuando acudieron al patio del módulo 9 del centro penitenciario de Valdemoro, los funcionarios del turno de noche pudieron asistir, para su sorpresa, cómo se alejaba un dron como Pedro por su cárcel. Y no es la primera vez que pasa algo similar. En esta ocasión, del dron de marras se habían desprendido dos paquetes con un llamativo contenido: una bola de hachís, otra de polen, cuatro paquetes con veinte bellotas de cannabis así como dos teléfonos móviles de última generación (eso sí con la pantalla rota), dos cargadores y un conector USB.

El destino del dron era alguna de las celdas de la prisión de Valdemoro. Acaip (Agrupación de Cuerpos de la Administración de Instituciones Penitenciarias) denuncia que “los responsables de instituciones penitenciarias miran para otro lado y se muestran incapaces de resolver los problemas de las prisiones”.

Acaip recuerda que “existen medios tecnológicos para impedir la entrada de estos drones en aeropuertos y edificios oficiales pero que en las prisiones españolas no se cuenta con esta tecnología a pesar de que se pone en grave riesgo la seguridad de los centros penitenciarios así como la reinserción de los reclusos”.

El sindicato Acaip recuerda que se trata ya de la tercera vez que se interceptan drones por la noche en los diversos patios de la prisión de Valdemoro en estos últimos meses.