Los trabajadores del Centro de Primera Acogida de Hortaleza han salido a la calle para denunciar el caos que se vive allí desde hace tres años y que se ha agudizado en los últimos meses. Este centro que acoge a los menores no acompañados en situación de riesgo se ha convertido en un contenedor de menores inmigrantes, la mayoría marroquíes. El centro tiene capacidad para acoger un máximo de 35 chavales pero en realidad lo suelen superar. La situación de hacinamiento genera violencia como denunciaba a la Cadena Cope uno de los educadores del centro:    

“Es una escuela de delincuencia y de malos tratos. Quieran o no quieran eso es así. Genera violencia entre los propios menores primero y luego contra los educadores y el resto de trabajadores. No te digo nada de lo mal que lo están pasando el personal de cocina o las limpiadoras. Es un caso totalmente irrespirable. Si la Fiscalía de menores fuera allí e hiciera bien su trabajo cerraría el centro de Hortaleza”

Otra trabajadora del centro de primera acogida nos dibujaba así el panorama más propio de una prisión de posguerra:

“Hay 20 chicos durmiendo en el suelo. Hay chicos conflictivos que se quedan en el centro de manera crónica y acosan y molestan a sus compañeros. Hay una escuela para treinta chavales y tenemos más de cien”.

La mitad de los educadores se encuentra de baja por estrés laboral y cuadros de ansiedad. Acusan a la Comunidad de Madrid de cruzarse de brazos y ponerse de perfil ante el problema. Por su parte, el Gobierno regional de Ángel Garrido reconoce la situación de hacinamiento en el centro pero asegura que no es alarmante y que tanto la Fiscalía como el Defensor del Menor están al corriente del caos. El gobierno de la Comunidad responsabiliza al Ejecutivo central por su política migratoria de brazos abiertos.