Con el lema “Cambia el Mundo” se celebra el Domingo Mundial de las Misiones, el Domund, una fecha muy especial para España, que sigue siendo una gran potencia misionera, por detrás solo de EE.UU. Hoy se pone el foco sobre la labor a menudo silenciosa de esos 12.000 embajadores de la Iglesia española repartidos por todo el mundo, muchas veces en los lugares donde nadie más quiere estar.

Se trata, principalmente, de religiosas, sacerdotes y religiosos, si bien en los últimos años se ha producido un fuerte aumento del número de laicos y familias en misión. Desde Obras Misionales Pontificas se advierte de que esto no es el «banquillo de reserva» ante la escasez de vocaciones religiosas. Es más bien un signo muy positivo de corresponsabilidad en la Iglesia, creada por Jesucristo con el objetivo fundamental de anunciar el Evangelio «hasta los confines de la tierra». Lo recuerda el Papa Francisco en su mensaje para este domingo, en el que subraya que la misión no funciona por proselitismo, sino «por el contagio del amor», viviendo la fe allí donde el misionero es enviado. Es este testimonio el que hace creíble su mensaje y transforma el mundo. Pero también el que construye la Iglesia, que muestra así su rostro más auténtico. La misión es también una formidable escuela de vida cristiana, y por ello el Papa, en pleno Sínodo sobre los jóvenes, pide que se impulse el voluntariado misionero. Involucrarse en la misión de la Iglesia es la mejor forma de formar a cristianos comprometidos y coherentes.