Hoy inicia Joe Biden su mandato como presidente de los Estados Unidos tras una extraña ceremonia de juramento en el Capitolio de la que estará ausente su predecesor. Biden se enfrenta a una delicada tarea: restaurar de la unidad de un país profundamente dividido, como demuestran las insólitas estampas de Washington estos días. En el escenario internacional Biden pretende recobrar el liderazgo que EEUU ha ejercido desde la II Guerra Mundial y para eso su primer paso será el retorno a las organizaciones multilaterales, como el Foro de París sobre el cambio climático o el pacto que limita el programa nuclear de Irán. Es importante ver cómo se recupera la confianza con los aliados europeos, muy deteriorada durante la presidencia de Trump.

El que será próximo Secretario de Estado, Antony Blinken, que ya fue número dos de la diplomacia americana con Barak Obama, aseguraba ayer ante el Senado que Estados Unidos se encuentra ahora en mejor posición para hacer frente a las amenazas que suponen China, Rusia, Irán y Corea del Norte, así como para defender la democracia y los derechos humanos en el mundo. Pero los principales retos para Biden están puertas adentro, con la pandemia, la crisis económica y la división social. Y una incógnita añadida: cuál será la posición del Partido Republicano y qué papel intentará jugar Donald Trump, que no ha renunciado a presentarse dentro de cuatro años.