Las incertidumbres y temores que se acumulan a propósito de la guerra en Ucrania, con sus secuelas en la economía mundial, se suman a los daños crecientes que experimenta nuestra casa común, debidos a una sobreexplotación a veces sin control, y también a los efectos del cambio climático, que suscita encendidos debates entre los científicos y respuestas políticas que a veces se basan más en eslóganes que en datos contrastados, lo que se traduce en fracasos estrepitosos, como estamos viendo ahora ante el chantaje energético planteado por Vladimir Putin a Europa. Por otra parte, ni China ni la India van a renunciar al desarrollo, ni los países desarrollados a los sistemas de bienestar alcanzados.

El pasado mes de agosto se publicó un dramático informe elaborado por más de 200 científicos del Grupo de Expertos de la ONU sobre la evolución del clima, según el cual los acuerdos de la Conferencia de París son insuficientes para controlar el calentamiento de la Tierra. Además, sostiene que habrían sido las actividades humanas ligadas al crecimiento económico las que han provocado la catastrófica situación actual. Sin embargo, otros científicos, como el exasesor de Obama, Steven Koonin, consideran que no está demostrado que el factor humano sea decisivo en el calentamiento, ni que este nos sitúe ante un apocalipsis climático.

En todo caso el cuidado de la creación es responsabilidad de todos: políticos, empresarios y ciudadanos. Es un asunto que merece una delicada atención, seriedad en los datos y en su interpretación, y decisiones políticas acordadas y practicables a largo plazo.