Línea editorial: "La peor ley educativa de la democracia"

Con un pleno en el Senado en el que de nuevo se ha impuesto el rodillo del Gobierno, y sin tener que regresar al Congreso, se ha aprobado la octava ley educativa de la democracia, la denomianda Ley Celáa. Previsiblemente antes del 30 de diciembre se publicará en el BOE. La prisa con la que Pedro Sánchez, apoyado por sus socios de Podemos y secesionistas, ha querido sacar adelante esta ley, no tiene que ver solo con su pretensión de aparecer como un Gobierno volcado en las denominadas políticas sociales. Su intención real es imponer un modelo de educación sobre unas bases ideológicas alejadas del consenso educativo y del pacto que se contiene en el artículo 27 de la Constitución Española.

Se consuma así la aprobación de una ley que afecta decisivamente al futuro de la sociedad sin la mínima voluntad de buscar un consenso básico con los protagonistas del proceso educativo. Una ley que dinamita un modelo en el que la educación concertada, junto a la oferta de centros públicos y privados, hacía posible el ejercicio de la libertad de educación. La Lomloe, que además ataca al castellano y lo elimina como lengua vehicular de la enseñanza, coloca también a la asignatura de Religión en un proceso de pérdida de valor académico. Esta norma se convierte así en la peor ley educativa de nuestra democracia. Una ley que debe ser recurrida cuanto antes ante el Tribunal Constitucional, y que aleja toda posibilidad real de un pacto educativo de Estado.