La reclamación de soberanía de China sobre la isla de Taiwan es, desde el fin de la II Guerra Mundial, una de las causas de tensión en las relaciones internacionales. Este fin de semana, esa tensión ha conocido una inesperada escalada a raíz de las violaciones del espacio aéreo de la antigua isla de Formosa, lo que ha obligado al presidente Joe Biden a recordar los acuerdos de seguridad que le unen con la isla, algo que en Pekín han considerado como una amenaza de intervención militar en caso de una invasión del ejército chino. De momento no va a llegar la sangre al río en esta región, la más militarizada del mundo, por la que pasa más del 40 por ciento del tráfico marítimo mundial.

Pero los analistas no descartan un incidente que pueda poner en peligro la precaria estabilidad de la zona. Seguramente las incursiones aéreas de la aviación china sobre Taiwan tratan de poner a prueba la disposición de Washington a mantener sus acuerdos de seguridad con la isla. Biden ha dejado bien claro que está preparado para defender la democracia de Taiwán como un "compromiso sagrado" sin marcha atrás, y ha recordado que Estados Unidos dispone de la mayor potencia militar del mundo. Una velada amenaza a la que ha respondido Xi Jinping con una llamada a la prudencia, virtud de la que no parece andar sobrado el presidente chino.