Línea editorial: "Currículum de bachillerato"

Estamos conociendo en los últimos días lo que quiere hacer el Gobierno con las asignaturas de bachillerato y cómo obtener este título. Es una cuestión decisiva para concretar los contenidos de su reforma educativa. Fija primero las enseñanzas mínimas y, después, esas enseñanzas mínimas serán completadas por las Comunidades Autónomas, por los profesores y por los libros.

Dos cosas llaman especialmente la atención en el borrador del currículo que se ha elaborado para bachillerato. La primera es lo mucho que se habla de identidad, y la segunda lo mucho que las asignaturas intentan formar una mentalidad de los estudiantes. En la descripción de las asignaturas de bachillerato se habla en 177 ocasiones a la identidad y más de 200 veces de las emociones y de los sentimientos.

La cuestión de la identidad no es solo una cuestión política. En los años del bachillerato los adolescentes revisan todo lo recibido y con su libertad fraguan una identidad que luego determina su vida adulta. Es un proceso que tiene que producirse de forma crítica y de forma libre. Si desde el Gobierno se pretende dirigir este proceso de maduración determinando una forma de pensar y de sentir, se está produciendo una intromisión en un ámbito personal y social. Sin duda lo que el alumno escucha en clase y estudia es una provocación para que se forme su identidad, pero el contenido de esa provocación no puede estar en manos del Estado.