Después de seis eficaces años de ejercicio, el próximo mes de junio expira el mandato de Pablo Hernández de Cos como Gobernador del Banco de España. En su despedida de la Comisión de Economía, Comercio y Transformación Digital del Congreso, para presentar el Informe anual de Banco de España, ha dejado una serie de mensajes que no debieran pasar inadvertidos.

El primero y principal es reclamar consenso político para que no se paralicen una serie de necesarias reformas estructurales de la ecomonía en orden a afrontar los grandes déficits del paro, la productividad, la vivienda o el futuro de las pensiones, cada vez más complicado por el envejecimiento de la población española. De hecho, el Gobernador del Banco de España ha afirmado que la prórroga de los Presupuestos Generales del Estado en 2024 evidencia el riesgo de pérdida de eficacia de la política económica y confirma que la incertidumbre que muestran las encuestas empresariales es real.

Lo habrá podido decir más alto, pero no más claro, cuando ha alertado de la tentación de sacar adelante reformas económicas o laborales por motivos políticos, lo que perjudicaría los avances conseguidos, también los relacionados con la recepción de los fondos europeos. Habrá tiempo para hacer balance del mandato de Hernández de Cos en el Banco regulador. Desde los inicios de la democracia la práctica es que el Gobierno nombre al Gobernador del Banco de España y la oposición al Subgobernador. Veremos si Pedro Sánchez se atiene a esta costumbre de equilibrio institucional que también redunda en la confianza de la sociedad y de los agentes económicos.