Después de dos semanas de manifestaciones masivas en las calles Argelia no será ya la misma, aunque todavía está por ver hasta donde llegará el cambio político y social anunciado por el propio presidente Abdelaziz Buteflika. Si al comienzo de la llamada “primavera árabe” Buteflika se negó a introducir unas mínimas reformas políticas que le exigía la sociedad civil, hoy se ha visto obligado a promover un profundo cambio que va mucho más allá de las expectativas que se abrieron hace ocho años

En una insólita carta leída en la televisión pública, el todavía presidente se ha comprometido “ante Dios y el pueblo”, a convocar una conferencia nacional, independiente de los partidos políticos, al objeto de elaborar una Constitución que alumbre una nueva república en la que exista igualdad entre hombres y mujeres. Aunque en un primer momento Buteflika pretendía mantener su candidatura a las elecciones presidenciales del 18 de abril, finalmente la presión de la calle le ha forzado a retirarla. En todo caso, es evidente que su anuncio de reformas llega demasiado tarde y que ahora se abre la incógnita de lo que ocurrirá, no solo en los próximos días, sino después de las elecciones si Buteflika y, sobre todo el Ejército, no controlan la obligada transición a una auténtica democracia.