Un año más, bajo los auspicios de la comunidad de San Egidio, los líderes religiosos de todo el mundo se han unido para rezar por la paz en un acto que ha tenido el centro de Roma como escenario, con una esperada intervención del Papa Francisco. Con el eco de su reciente encíclica “Fratelli Tutti” y del documento de la Fraternidad universal firmado con el líder musulmán Al Tayeb el pasado año en Abu Dabi, Francisco ha vuelto a insistir en que las religiones son un recurso fundamental para la paz. Sus palabras, así como su oración por la paz y el fin de la pandemia, fueron refrendadas por el Patriarca ortodoxo Bartolomé I, y por representantes de las religiones del mundo, presencialmente o en transmisión directa.

Un detalle notable del acto fue la presencia junto al Papa del presidente de la República de Italia, Sergio Mattarella, como representante de los políticos y gobernantes, de los que depende en buena medida la paz mundial. Desde hace 34 años los Papas sucesivos han promovido este gesto, conscientes de que el mundo tiene necesidad de palabras de paz y esperanza, pero más aún de la oración humilde y confiada a Dios, creador y padre de la humanidad. Por eso Francisco, en su discurso en el simbólico Foro Romano, pidió a todos los creyentes que no se resignen nunca ante la guerra, que actúen con la fuerza apacible de la fe para poner fin a los conflictos. Y en el centro de su discurso, un clamor que debe repetirse sin descanso: “¡Necesitamos paz, más paz!”