
El caso Piqué y la regeneración ética del fútbol
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El mundo del fútbol se ha vuelto a agitar con las informaciones publicadas sobre el acuerdo entre el presidente de la Federación Española, Luis Rubiales, y el capitán del Barcelona, Gerard Piqué, en su calidad de presidente de la sociedad Kosmos Global Holding, para llevar la celebración de la Supercopa a Arabia Saudí, un país, por cierto, en el que no dejan entrar a mujeres en los campos de fútbol. En ese acuerdo se contemplan comisiones millonarias para la sociedad del jugador barcelonés. No es la primera vez que la polémica acompaña al jugador del Barcelona, en su condición de presidente de una sociedad que es propietaria de un club, el Andorra, e intermediaria de contratos con el organismo responsable de la competición, al margen de otras actividades relacionadas con los derechos del fútbol y las transmisiones deportivas.
Parece que el contrato en cuestión se atiene a la legalidad, pero no todo lo legal es moral. Este episodio pone en evidencia la necesidad de cuidar la dimensión ética en el mundo del deporte, en este caso el del fútbol. Es necesario examinar los criterios de utilidad pública con los que actúa la Federación Española de Fútbol. Si Rubiales llegó con la bandera de la trasparencia y la lucha contra la corrupción, no parece que esta sea una actuación ejemplar. Y, sobre todo, conviene asentar una cultura que favorezca la distinción entre negocio y deporte, y que clarifique los conflictos de intereses en que pueden incurrir los jugadores que se convierten en empresarios.