Venerable Gaudí

El Papa Francisco ha autorizado la promulgación del Decreto referente a las virtudes heroicas del Siervo de Dios Antonio Gaudí. 

Este Decreto es un paso decisivo en el proceso hacia la beatificación del popular arquitecto que, entre otras muchas obras, diseñó la Basílica de la Sagrada Familia. Como ha subrayado el arzobispo de Barcelona, cardenal Juan José Omella, este hecho nos llena de alegría y nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad, en medio de las dificultades de la vida. Gaudí recibió la fe de sus padres y la fue madurando en su parroquia y en su colegio de los Escolapios. Reconocemos en su gran obra una vía privilegiada de acceso al misterio de Dios, a través de la belleza. Su vida es todo un testimonio, entregada especialmente en el arte para dar gloria a Dios y para que nosotros, contemplándola, podamos glorificarle.

Como dijo Benedicto XVI en la ceremonia de dedicación de la Sagrada Familia, Gaudí quiso unir la inspiración que le llegaba de los tres grandes libros con los que se alimentaba como hombre y como creyente: el libro de la naturaleza, el libro de la Sagrada Escritura y el libro de la Liturgia. 

Y así, en su obra culmen que es la Sagrada Familia, consiguió afrontar un desafío que hoy todavía sigue abierto y que no es otro que superar la escisión entre conciencia humana y conciencia cristiana, entre existencia en este mundo temporal y apertura a la vida eterna, entre belleza de las cosas y Dios como belleza. Esa Belleza, con mayúscula, que Gaudí supo aunar en su vida y en su obra, que es la gran necesidad del hombre, la raíz de la que brota el tronco de nuestra paz y los frutos de nuestra esperanza.