Una propuesta de vida en común
Felipe VI propuso la exigencia de ejemplaridad para asentar una nueva concordia

Escucha la Línea Editorial de este mediodía del 26 de diciembre
Madrid - Publicado el - Actualizado
1 min lectura2:00 min escucha
En un discurso de Navidad de profunda densidad política y moral, el rey Felipe VI ha enviado un mensaje claro a la sociedad y a la política española ahora que se cumplen cincuenta años del inicio de la Transición.
El proyecto común que cristalizó en la Constitución de 1978 sólo fue posible por un ejercicio de racionalidad política, de diálogo, de consenso y de renuncia a posiciones maximalistas. Un proyecto que se basó en la confianza de unos con otros y con las instituciones.
La mirada al pasado del Rey Felipe VI no fue un ejercicio de nostalgia. Ante los retos del presente, en un momento de “hastío, desencanto y desafección ciudadana”, generada también por la tensión en el debate político, Felipe VI propuso la exigencia de ejemplaridad para asentar una nueva concordia.
Por eso sorprende la reacción de determinadas fuerzas políticas que siguen instaladas en el radicalismo y en el conflicto permanente como estrategia política.
Afirmar como dijo Ione Belarra, de Podemos, que fue un discurso “antipolítico”, o como hicieron los líderes nacionalistas de Esquerra y de Junts, Junqueras y Turull, calificando al rey como un Jefe del Estado que hace apología de la violencia, refiriéndose al 1 de octubre, ratifica el profundo extravío y la deriva inquietante de una parte de las fuerzas políticas de nuestro arco parlamentario. Tampoco parece comprensible el silencio de VOX, que puede ser interpretado como una incomprensible desafección a quien es garante de la unidad. España necesita reformular el proyecto de vida en común que ha hecho posible este período de progreso social sobre serias bases morales, alejado de “las barreras y el ruido que impiden comprender la realidad en toda su amplitud”.



