El malestar como síntoma
La inhabilitación política de Marine Le Pen no significa que en las próximas presidenciales francesas un candidato de su partido deje de tener opciones de ser el más votado

Línea Editorial | El malestar como síntoma
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La inhabilitación política de Marine Le Pen no significa que en las próximas presidenciales francesas un candidato de su partido deje de tener opciones de ser el más votado. De hecho, la formación puede utilizar la decisión de los jueces como un aliciente para conseguir nuevos votantes. Ya en la primera vuelta de las elecciones legislativas, cuando Le Pen no era candidata, Reagrupación Nacional obtuvo más del 30 por ciento.
El partido de Le Pen ha ido modulando su postura en muchas cuestiones durante los últimos años, pero sigue siendo un partido abiertamente antieuropeísta y con tintes xenófobos. Es una formación que encarna un fenómeno que afecta a muchos países en Occidente y que está también detrás de la victoria de Trump. Algunos lo llaman el “tiempo del descontento y del malestar”. Ese descontento, se traduce políticamente en apoyo a los populismos y, socialmente, provoca el rechazo a los que son diferentes.
El origen del actual estado de malestar es complejo. Hay factores económicos y geoestratégicos. Entre ellos, el aumento de la desigualdad, los problemas para acceder a la vivienda, la competencia de países donde producir es más barato o la desinformación. Pero no se pueden olvidar las raíces culturales. La falta de esperanza lleva a muchos a refugiarse en una nostalgia identitaria, en el lamento por un mundo en el que todavía había ciertos valores. Estamos hablando de una cuestión antropológica, el malestar es síntoma de una búsqueda de sentido. Por eso esta crisis, como todas las crisis, también es una oportunidad