Línea editorial: tarjeta para las próximas elecciones

Madrid - Publicado el - Actualizado
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El inicio del debate del Estado de la Nación puso ayer de manifiesto que el presidente Sánchez nunca temió que pactar con Podemos le haría perder el sueño. Su única pesadilla era gobernar desde los grandes acuerdos con las fuerzas constitucionales. Por eso firmó sin pestañear su pacto con Pablo Iglesias y buscó la alianza con ERC y Bildu, con el fin de generar una dinámica de bloques que, según su proyecto, marginaría por decenios al centro derecha.
Ayer se adueñó del espacio de Podemos al anunciar nuevos impuestos que gravarán a las compañías energéticas y a la banca, con el señuelo de proteger a la clase media frente a la carestía de la vida, en lugar de bajar el impuesto sobre la renta de los trabajadores y las tasas que agobian a autónomos y pequeñas y medias empresas. También anunció nuevas subvenciones que aumentarán el gasto, desoyendo las severas advertencias de Bruselas.
Una primera reacción ha sido el desplome de la Bolsa. Las pérdidas de las empresas afectadas se elevaron, en unos minutos, a nueve mil millones de euros, es decir, dos mil millones más de lo que Sánchez piensa ingresar en dos años con la subida de impuestos anunciada. También es bastante dudoso que las bonificaciones del transporte contribuyan a reducir la inflación.
Con su discurso de ayer, Sánchez no buscaba combatir los graves problemas de la economía española, sino presentar su tarjeta para las próximas elecciones, que no da por perdidas pese a los augurios de las encuestas. Pero seguramente ya es tarde para encandilar a los españoles con estos cantos de sirena.



