Globalización con derechos

Una quinta parte del algodón que se produce en el mundo procede de la provincia china de Xinjiang, al noroeste del país, y se fabrica en unas condiciones que vulneran los derechos humanos. En esa provincia se encuentran los uigures, una minoría musulmana que es permanentemente perseguida por las autoridades comunistas. Hasta un millón de uigures están confinados en campos de reeducación. Muchos son traslados de sus hogares a recoger algodón en condiciones de semi-esclavitud. Hay ya fotos por satélite que lo documentan.
Afortunadamente varias compañías han anunciado que no van a utilizar el algodón de esa zona de China para elaborar sus productos. Esas compañías han reaccionado ante la presión de ONGS y organismos que han denunciado la situación. Es una buena noticia porque supone una corrección de una cierta forma de globalización que concibe las cadenas de suministro como un fenómeno anónimo. Los bienes que consumimos vienen de rincones muy variados del mundo y son fabricados por personas. Hay ocasiones, como en esta, en las que no se respeta su dignidad. Si hay una opinión pública mundial informada y sensibilizada, las empresas empiezan a tener en cuenta criterios que no son solo el beneficio, que por otra parte es legítimo.
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Cristina L. Schlichting
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