El Fiscal General al banquillo
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Madrid - Publicado el
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El sainete de corruptelas que asola al Gobierno cruza hoy una línea roja con el envío a juicio del Fiscal General del Estado por parte del Tribunal Supremo. Si todo en torno al Ejecutivo estuviera dentro de la normalidad democrática, cabría preguntarse qué tiene que ver el Fiscal General con el Gobierno, pero ya se encargó Sánchez hace tiempo de recordar de quién depende la Fiscalía, ya han salido hoy desde el Ejecutivo a decir que su principal oposición son los jueces, y, sobre todo, el juez instructor afirma que hay muestras suficientes para acreditar que, tanto el Fiscal General como la Fiscal de Madrid, revelaron contenido sensible y reservado de la pareja de Isabel Díaz Ayuso, sin su autorización y por razones políticas. Sostiene, además, que ambos lo hicieron siguiendo indicaciones de Presidencia del Gobierno.
García Ortiz ha reiterado que no va a dimitir. Por supuesto, hay que respetar la presunción de inocencia, pero eso no tiene nada que ver con la necesidad de poner freno a esta disparatada huida hacia adelante. Por mucho menos, Sánchez ha exigido dimisiones y ha planteado mociones de censura. Un Fiscal General en el banquillo y un Gobierno acusado de utilizar a ese Fiscal por razones políticas, deberían ser razones suficientes para asumir de una vez responsabilidades, aunque solo fuera por higiene democrática. Es el momento, efectivamente, de que se vayan a casa el Fiscal General, la Fiscal de Madrid y quien les daba las indicaciones desde el Palacio de la Moncloa.