Bolivia, la reconciliación pendiente y necesaria
Después de 20 años, la hegemonía de Evo Morales y su Movimiento al Socialismo se ha esfumado

Escucha la Línea Editorial del miércoles 20 de agosto
Madrid - Publicado el
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Habrá que esperar a la segunda vuelta, en octubre, para conocer el nombre del próximo presidente de Bolivia, pero ya es seguro que se ha consumado un cambio de era. Después de 20 años, la hegemonía de Evo Morales y su Movimiento al Socialismo se ha esfumado. La presencia de la izquierda en la próxima Asamblea será residual.
Quienes, con razón, han deplorado en estos años los excesos del populismo indigenista respiran con alivio ante la perspectiva del regreso a la normalidad institucional. Este discurso restauracionista, sin embargo, resulta a veces tan peligroso como el de cierta izquierda dispuesta a volver a los cortes de carreteras. Las “dos Bolivias” pueden esgrimir una larga lista de agravios mutuos: unos dirán que, si el MAS no siguió los pasos de Venezuela, fue porque la sociedad no lo permitió.
Otros responderán que las viejas élites jugaron sucio para seguir manteniendo apartados a amplios sectores de la población, los indígenas. La realidad, más prosaica, es que Evo Morales y Luis Arce supieron gestionar la coyuntura internacional de las materias primas, logrando, mientras duró, importantes avances contra la desigualdad, a la vez que se agravaban problemas endémicos como la corrupción. Hoy Bolivia afronta una situación económica y social compleja. Para lograr la estabilidad y recuperar el crecimiento solo tiene una vía: la reconciliación nacional, desterrando toda tentación de revanchismo.