Arde Francia

Más de 500 personas han sido detenidas, unas 300 han resultado heridas de diversa consideración y dos han muerto en Francia durante las celebraciones que este fin de semana han tenido lugar en Francia, tras la victoria del París Saint Germain, en la Liga de Campeones. 

Una mezcla de euforia y salvajismo se ha adueñado de diversas localidades francesas, con el epicentro en París, que ha terminado vandalizado y saqueado por auténticas hordas de bárbaros. Sin duda, en el mundo del fútbol son conocidas las minorías ultras, que, con la disculpa del deporte rey, dejan su sello violento allá por donde van. 

No es la primera vez que una cosa así sucede en Francia, y particularmente en París. Hace tres años muchos de los aficionados del Real Madrid, que jugaba allí la final de la Champions, sufrieron un auténtico infierno, en aquel caso en los alrededores de Saint Denis. 

Los guetos que abundan en torno a la capital francesa y el modelo de integración fallido han sido un caldo de cultivo perfecto para episodios de terror como el de este fin de semana. 

 El país galo se lleva la palma, pero por desgracia estamos empezando a acostumbrarnos a episodios de este tipo, cada vez más recurrentes, en diferentes lugares de Europa, con la excusa de la concentración de miles de personas en torno a espectáculos de masas como el fútbol. 

La pregunta acerca de en qué hemos fallado es muy pertinente. Y al mismo tiempo es necesaria y urgente la pregunta de qué podemos hacer para que las cosas cambien, antes de que sea demasiado tarde.