Una de las particularidades de Bélgica es su capacidad para tomar decisiones incomprensibles. En la misma semana en la que se han multiplicado los contagios y se han superado los 10.000 muertos por coronavirus, el gobierno relaja las medidas para evitar su propagación.

La mascarilla ya no es obligatoria al aire libre en lugares en los que se pueda respetar la distancia social. Una decisión que ha generado sorpresa entre la población porque hace tan solo unos meses los expertos aseguraron que su uso era imprescindible para evitar los contagios. Seguirá siendo obligatoria, eso sí, en el transporte público, las tiendas y en aquellas calles comerciales con un gran afluencia de personas.

Otra medida que llama la atención es la reducción de 14 a 7 los días de cuarentena. Si una persona ha estado en contacto con un caso positivo por coronavirus puede hacer una cuarentena de tan solo 7 días si no registra ningún síntoma y el test ha dado negativo.

Frente a estas medidas se han puesto en marcha otras mucho más restrictivas. Los bares desde hace días tienen la obligación de cerrar a las once de la noche. Además, a las diez de la noche deben cerrar también todas las tiendas “24 horas” que habitualmente venden alcohol hasta horas de la madrugada. En Bélgica los expertos coinciden en que tanto los bares como las salas de ocio son un foco importante de contagio.

Además, también se permite viajar a zonas consideradas rojas (por la gran presencia del virus) como son España y algunos puntos de Francia. Hasta hace poco se recomendaba a la población no llevar a cabo estos viajes salvo que fueran imprescindibles.

En las últimas horas Bélgica ha superado los 10.000 fallecidos por coronavirus. En estos momentos hay más de 700 personas en los hospitales del país, 150 de ellos se encuentran en cuidados intensivos.

Los casos van en aumento, no obstante, el gobierno ha puesto encima de la mesa estas medidas porque aseguran “van a permitir a la población aprender a vivir con el virus”.