A mediados de mayo, Donald Trump criticaba las advertencias que vertía Fauci a cuenta de una de las medidas que había propuesto el homólogo de Fernando Simón. El presidente estadounidense contradecía al científico que está a la cabeza de la lucha contra el coronavirus. Mientras Fauci advertía de los peligros de reabrir la economía estadounidense con una celeridad inaudita, Trump aseguraba que “para él no era una respuesta aceptable”. Más ejemplos que dan cuenta de esta confrontación.

En un momento dado de la crisis, el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades no consideraba que el país pudiese regresar a su ritmo habitual si las escuelas están cerradas. Mientras, Trump volvía a poner en entredicho a Fauci: “Esta decisión la deben tomar los estados, de forma individual”.

Por tanto, vemos como Trump tiene una relativa “prisa” para que la economía del país se reinicie y vuelva a los niveles habituales previos a la pandemia. Mientras, Fauci rema contra marea y advierte de las consecuencias que eso supondría para la salud pública: nuevos brotes de COVID-19 en un contexto trágico. Ya son más de 83.000 las personas que han muerto por coronavirus en Estados Unidos. Sin embargo, también es comprensible la posición del líder estadounidense. Según informaba el New York Times, uno de cada cuatro trabajadores habría perdido su empleo. Esta premisa se traduce en más de 40 millones de personas que han perdido su empleo por la crisis sanitaria derivada del coronavirus. ¿Qué primaría entonces... salud, o economía?

La economía de EEUU ha caído un 5% anual en el primer trimestre de 2020 con todo lo que ello supone. Es la primera caída trimestral registrada desde la crisis financiera de 2008. La actividad económica en el país permanece paralizada por las medidas para tratar de frenar el virus. Hablamos de un país que aporta al cómputo global de enfermos por COVID, uno de cada cuatro casos en todo el mundo. Así que, mientras los científicos advierten a Trump con más de 2,38 millones de afectados sobre la mesa, el presidente tiene una cierta celeridad por encender la “máquina” de la economía.

Donald Trump se sustenta en una premisa para contradecir constantemente a Fauci y al resto de expertos: las muertes no están creciendo tan rápido como los contagios. Ante esta afirmación el científico aseguraba que “las muertes siempre van considerablemente por detrás de los casos”.

Una dualidad en la que se aprecia como Trump y Fauci y el resto de expertos no reman en la misma dirección. Algo contraproducente que desde luego no beneficia a la ciudadanía estadounidense.

¿Cómo es la relación de Fernando Simón con el Gobierno?

A diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, Fernando Simón cuenta con el respaldo del Ejecutivo. En una de las comparecencias habituales de Sánchez para dar cuenta de la evolución de la pandemia en nuestro país, el presidente del Gobierno elogiaba el trabajo del director del Centro de Alertas y Emergencias Sanitarias.

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También tenía palabras de agradecimiento para el titular de Sanidad, Salvador Illa. Estas eran sus palabras: “Nos hacen mejores como sociedad”, subrayaba el presidente del Gobierno.

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Además, y tal como pudieron recoger las cámaras, Pedro Sánchez acudió al lugar donde Simón y su equipo trabajan para gestionar la pandemia. En aquel momento, también tuvo unas palabras de afecto hacia él: “Si algo ha demostrado esta gestión que habéis desarrollado en todos los frentes, es un compromiso con lo público, con el país, con la sociedad y, en particular, con los más vulnerables”, destacaba el presidente del Gobierno como forma de elogio hacia Simón y su equipo.

Por tanto, vemos como de alguna forma, Fernando Simón y Gobierno se retroalimentan y apoyan mutuamente. Nada más lejos de la realidad con lo que ocurre en Estados Unidos... donde Fauci intenta “poner sobre la mesa” la salud y Trump antepone la economía.