“Estamos cansados de soportar un estigma equivocado de la opinión pública. Somos personas, con sentimientos y corazón pero estamos obligados a implementar la ley”, nos decía en declaraciones a COPE, fuentes del Cuerpo Nacional de Policía tras el episodio que se vivió el pasado lunes cuando el sub-inspector de Policía, José Antonio González, se echó al mar estando de misión en San Roque para salvar la vida de un migrante marroquí que saltó de la embarcación de Salvamento Marítimo y se lanzó al mar para intentar acceder a la costa a nado con el fin de eludir a las autoridades españoles y evitar su devolución a Marruecos.

El joven marroquí, de 28 años, se tiró al mar junto a otras tres personas pero el oleaje dentro de la Bahía y su incapacidad de permanecer a flote casi le hundió. Fue cuando apareció el agente español para socorrerle después de nadar 100 metros, la distancia que separaba la embarcación de pesca del joven marroquí que ya se encontraba rígido e inmóvil por el agotamiento y la fatiga. “El joven me besó, lloraba y reía. Estaba muy nervioso. No dejaba de agradecerme que le salvara la vida”, relató el agente González.

Los hechos ocurrieron cuando los agentes desembarcaban el buque de salvamento “Luz de Mar” que traía a bordo 70 personas rescatadas en alta mar. Esta dinámica de rescates por parte de Salvamento Marítimo es la que se viene produciendo en las últimas semanas a lo largo de las costas andaluzas, como suele se habitual en el periodo estival. El buen tiempo y la presión migratoria en Marruecos, están haciendo que las mafias lancen casi diariamente embarcaciones con decenas de migrantes a bordo. La última patera llegó esta madrugada a las playas de Bolonia (Cádiz) con una decena de menores marroquíes no acompañados.