Los indicadores de la pandemia podrían dar a entender que lo peor de la tercera ola ya ha pasado. Con la incidencia acumulada por debajo de los niveles de riesgo extremo, España comienza a afrontar una nueva desescalada con el temor a una nueva ola y con la mirada puesta en las nuevas variantes del coronavirus, todas ellas más contagiosas que la que a día de hoy predomina en nuestro territorio, y en la Semana Santa.

En las últimas semanas, prácticamente todo el mundo ha comenzado a fijarse en la incidencia acumulada en los últimos catorce días, que ha marcado de forma decisiva la toma de decisiones. En solo unos meses hemos visto cómo la incidencia se ha disparado hasta rozar prácticamente los 900 casos por 100.000 habitantes hasta reducirse, como hoy, hasta los 218. Para encontrar cifras similares a estas tenemos que remontarnos al pasado diez de diciembre cuando España notificó la incidencia acumulada más baja entre la segunda y la tercera ola. Hoy, afortunadamente, estamos solo treinta puntos por encima de aquella cifra y la tendencia descendente, junto al avance del proceso de vacunación, hace indicar que podríamos llegar a estar incluso por debajo de la misma en tan solo unos días o semanas.

Desde aquel diez de diciembre se han notificado 1.450.056 nuevos casos positivos de coronavirus (el cómputo global es de 3.170.644 desde que comenzó la pandemia). Llama la atención que los positivos en dos meses y medio suponen un 54 por ciento de los contagios totales desde la llegada de la covid-19 a España. Con respecto al número de decesos, desde el diez de diciembre se han registrado 21.124 fallecidos, cuando la cifra total de víctimas mortales en España es de 68.468.

Ante esta mejoría en los indicadores, las comunidades autónomas han iniciado una desescalada gradual. La Comunidad Valenciana, Galicia, Castilla y León o Castilla-La Mancha son las últimas que se han sumado a la flexibilización de las medidas restrictivas. No obstante, nos encontramos ante un panorama que nos resulta relativamente familiar.

Las similitudes entre la Navidad y la Semana Santa

La situación en las comunidades nos lleva a recordar la flexibilización de las medidas durante el mes de diciembre, cuando los indicadores también presentaron cierta mejoría. Fue entonces cuando la incidencia comenzó a crecer. Al principio lo hizo de forma escalonada pero durante el mes de enero fue prácticamente una curva vertical que parecía no tener fin. En cualquier caso, las comunidades se marcaron como objetivo salvar la Navidadpara intentar que las fechas navideñas pudieran ser, en la medida de lo posible, lo más parecidas posible a las que habíamos vivido otros años.

Con el estado de alarma sobre la mesa y el toque de queda nocturno en vigor, comunidad por comunidad fueron cerrando sus territorios, todo ello coincidiendo con los primeros puentes festivos que había durante el mes. Sin embargo, aquellos cierres se fueron prorrogando, y aún a día de hoy en prácticamente todas continúan en vigor.

Con la mirada puesta en la Semana Santa, las comunidades viven con temor a levantar las medidas de forma demasiado abrupta y que todo esto pueda causar una nueva ola.

¿Habrá Semana Santa?

Desde hace varias semanas es la pregunta que muchos ciudadanos se están haciendo y sobre la posibilidad de viajar durante esos días. Hace varias semanas, Fernando Simón aseguró que habría menos medidas siempre y cuando la situación epidemiológica lo permitiera. No obstante, prácticamente todas las ciudades españolas ya han anunciado que cancelan sus procesiones de Semana Santa, por lo que en este punto solo cabe preguntarnos: ¿se podrá viajar?

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Lo cierto es que no hay una respuesta clara, ya que esta decisión dependerá únicamente de la evolución de nuestro país. En este sentido, solo nos queda ceñirnos a los antecedentes y las decisiones que han tomado las comunidades frente a los puentes. Recordemos que durante la Navidad, prácticamente todas las comunidades decretaron el cierre perimetral para evitar los desplazamientos salvo los días indicados para permitir el paso de familiares y allegados, salvo la Comunidad Valenciana que ni siquiera permitió la entrada de familiares.

Por ello, y partiendo de estos antecedentes, es lógico pensar que las comunidades decretarán nuevos cierres perimetrales para contener el virus y evitar su expansión descontrolada como ha ocurrido durante el mes de enero. Sin embargo, repetimos, tan solo partimos de los antecedentes y la respuesta solo podrá saberse en función de la evolución.