Todavía no apretaba el sol plomizo de estos días en Madrid, a eso de las ocho y media de la mañana, cuando Sánchez y su extenso séquito de seguridad ascendían por la calle Alcalá para atravesar después la Carrera de San Jerónimo. Las miradas somnolientas de los viandantes se tornaban en alerta: alguien importante pasa por ahí. Y tanto. Más aún después del inflado paseíllo del presidente del Gobierno con Joe Biden, anunciado con majestuosidad por el aparato propagandístico de Moncloa.

Ese fatigado caminito en la cumbre de la OTAN con el presidente de Estados Unidos ha llegado también a los pies de los leones del Congreso de los Diputados. Los escasos segundos de encuentro, en los que a Sánchez casi le dio tiempo a hablar de la temporada de pesca en Pensilvania, han sido utilizados por la oposición como cebo durante la sesión de control para atizar a Sánchez.

Este examen semanal al Gobierno en la Cámara Baja se ha convertido en una especie de acto en el que los que tienen que preguntar solo critican, y los que tienen que responder evitan hacerlo con la crítica también por bandera. El líder del PP, Pablo Casado, en medio del jardín en el que se ha metido su partido con las declaraciones cruzadas sobre el Rey, le ha vuelto a abordar, una vez más, con el tedioso asunto del indulto a los presos del ‘procés’. Y nuevo enfrentamiento contra Sánchez.

El líder de la oposición ha cargado contra la intención del presidente del Gobierno de conceder la medida de gracia a los independentistas condenados y ha llegado a asegurar que “no se puede caer más bajo” porque “ya hasta acepta el referéndum que prometió en campaña tipificar como delito”. Por su parte, el jefe del Ejecutivo ha acusado al PP de utilizar al Rey, la Constitución y la bandera de España para “dividir a los españoles”.

“Nosotros no vamos a utilizar ni la Constitución ni la bandera de España ni la integridad territorial ni la monarquía parlamentaria para dividir a los españoles como ustedes sí hacen”, le ha espetado Sánchez a Casado. El tono era elevado entre ambos.

En su réplica, el jefe del Ejecutivo ha criticado que el PP se dedique a dar “lecciones de constitucionalismo” cuando luego “bloquea” la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Es más, ha asegurado que el PP después “manda a la señora Ayuso a decir incongruencias sobre el papel del Rey”, en relación con los indultos. “Dejen de dar lecciones de nada y arrimen el hombro, aunque sea una sola vez en su vida”, ha solicitado a Casado.

La afrenta continuaba con el líder de Vox, Santiago Abascal, que ha acusado al presidente del Gobierno de haber “traicionado al rey, al Tribunal Supremo, a la Justicia y al conjunto de los españoles honrados que cumplen las leyes” y ha colocado al Ejecutivo “no ya en la ilegitimidad, sino en la ilegalidad".

“Se atrinchera en el poder a cualquier precio. Acabará pagando por ello y esperemos que sea delante de un tribunal”, ha asegurado Abascal, que también ha ironizado con el tiempo dedicado por Biden a Sánchez diciendo que, en comparación, una pregunta parlamentaria le debe parecer al presidente “la guerra de los Cien Años”.

El jefe del Ejecutivo ha acusado a Vox de pensar que quien no son ellos o sus “compañeros de viaje del PP” son “ilegítimos o deberían estar ilegalizados” y de “añorar el franquismo”. Ha reprochado a Abascal que tenga para Cataluña la misma solución que hace “80 años”.

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Poco tiempo dedica el presidente del Gobierno a estar en el hemiciclo. Este miércoles tampoco se ha esperado siquiera a que su vicepresidenta primera, Carmen Calvo, terminara su intervención. La agenda, esta vez, apretaba. No llegaba a tiempo para su encuentro a las 9:45 con el presidente surcoreano Moon Jae-in, de visita en España. Después, viaje con Felipe VI a Barcelona, donde, una vez más, sus socios de Gobierno despreciarán la figura del monarca.

En el turno de Calvo, la vicepresidenta ha criticado al PP y Ciudadanos por no haber hecho nada en favor de la unidad de España y para tratar de resolver la crisis catalana. “Están sometidos a la ultraderecha, han perdido el rumbo y lo dejaron claro el domingo tropezando dos veces con la piedra de Colón”. Ha pedido a Gamarra que hagan algo de autocrítica porque han perdido todo el apoyo que tenían en Cataluña: “no pintan nada en Cataluña ni tampoco en el País Vasco”.

Una dureza que ha mostrado de forma más contundente con Inés Arrimadas, a quien ha recordado sus comienzos como dirigente en Cataluña “con un discurso terrible” que ha acabado haciendo suyo la ultraderecha “y ya no pintan nada, ni aquí ni allí ni en casi ningún sitio” porque las urnas “les fallan estrepitosamente una y otra vez”.

Todo parece indicar que los indultos a los independentistas condenados llegarán en breve, como ya deja asomar la Moncloa, incluso con fechas. A más tardar a principios de julio. Arribarán casi a la misma velocidad con la que Sánchez abordó a Biden en Bruselas.