La importante sequía que padecemos en España está ocasionando un desplome de la producción de energía hidráulica, de un 56 % en lo que llevamos de año. De momento, esta merma no afecta al precio de la luz -que registra cifras de hace dos años-, pero la persistencia en la falta de agua puede subir la factura en los meses de verano.

Un problema que se agravará con las olas de calor. Unas altas temperaturas que nos harán tirar más del aire acondicionado. De momento, el autoconsumo, los paneles solares en casas e industrias han reducido la demanda a niveles de pandemia. Esto ayuda a contener los precios, así como la energía solar y eólica que, en mayo, cubren ya el 80 % del consumo en horas de sol.

Antonio Aceituno, CEO y fundador de Tempos Energía, explica en COPE las premisas que hay que tener en cuenta: "habrá que ver si el autoconsumo sigue con la inercia que lleva y es capaz de seguir retrotrayendo de la demanda, hay que ver también la temperatura cómo se comporta la energía eólica y, también, el gas, en aquellas olas de calor que hagamos uso de las centrales del ciclo combinado".

Un gas que sigue contenido en el entorno de los 35 euros el megavatio hora. La incertidumbre va a llegar con el invierno, si viene frío o cálido. De momento la luz podría cerrar mayo con un precio medio mayorista de 76 euros y una factura media 68 euros frente a los casi 100 de hace un año.