El documento que la Guardia Civil pidió a dos okupas de Valladolid y que forzó su detención: no tenían...
Desde 2010 hasta 2024 se ha multiplicado por cinco el número de denuncias por okupación en nuestro país.

Coche de la Guardia Civil aparcado junto a un agente. Archivo
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Los periodos vacacionales suelen ser aprovechados por los okupas para adentrarse en casas que no les pertenecen. La ausencia durante un tiempo de los dueños facilita que se puedan instalar relativamente tranquilos en una vivienda ajena.
Es por ello que sea una de las grandes preocupaciones de los propietarios a la hora de descansar unos días fuera del hogar. Y no es para menos. Las okupaciones de viviendas en España siguen en aumento. Según las últimas cifras del ministerio del Interior, durante 2024 se registraron 16.426 denuncias relacionadas con este fenómeno, lo que supone un repunte del 7,4 % respecto al año anterior.
En estas cifras se incluyen tanto los casos más frecuentes de usurpación de inmuebles como los delitos más graves de allanamiento de morada.
Pero el tiempo ha pasado y el problema se ha alejado mucho de una solución. De hecho, su evolución a lo largo de los últimos años, resulta más que llamativa. Entre 2010 y 2011 apenas se contabilizaban unos 3.000 casos anuales, que no son pocos. Sin embargo, en 2012 la cifra prácticamente se duplicó, y si ya tomamos como referencia 2010, el salto hasta 2024 supone multiplicar por cinco el número de denuncias.
Pero en muchos casos no hace falta ausentarse por una larga temporada de casa. Con un momento basta. Uno de estos casos lo hemos visto recientemente en un pequeño municipio de la comarca de Montes Torozos, en Valladolid.
Todo sucedió cuando la Guardia Civil recibió un aviso que alertaba de la posible ocupación ilegal de una vivienda, lo que desencadenó una rápida movilización de los agentes.
Al llegar a la casa, pudieron comprobar que la puerta estaba dañada y que la cerradura del inmueble presentaba claros signos de haber sido forzada.
Preguntaron entre los vecinos de la localidad que les aseguraron haber visto a primeras horas de la mañana un vehículo con cuatro personas encapuchadas, dos hombres y dos mujeres, y que, poco después, se escucharon ruidos procedentes del interior de la casa.
ni contratos ni recibos
Acto seguido, los agentes llamaron a la puerta, para hablar con las ocupantes de la casa, dos mujeres extranjeras, que aseguraban haber pagado 500 euros para poder residir allí.
El problema es que no tenían ningún documento que demostrara tal afirmación. Ni un contrato de por medio, ni un recibo o documento que respaldara su versión.
De hecho, el mismo propietario, confirmó a lo agentes que en ningún momento había alquilado la vivienda y que, de hecho, había salido del domicilio pocas horas antes de que se produjera la ocupación.
Así que, nada más enterarse de lo que estaba ocurriendo en un domicilio de su propiedad, interpuso la denuncia correspondiente.
la noticia corrió como la pólvora
Al tratarse de un pueblo, la noticia corrió como la pólvora, con lo que, en cuestión de minutos, cerca de un centenar de vecinos se concentraron en los alrededores de la casa, así que para evitar altercados, la zona tuvo que ser acordonada.
Los guardias civiles, trataron de nuevo de disuadir a las ocupantes, dialogando con ellos, pero se mantenían en sus trece de no abandonar el domicilio.
Ante la resistencia, la Guardia Civil se vio obligada a entrar en la casa haciendo uso de la fuerza mínima necesaria, logrando reducir a las ocupantes y proceder a su arresto como presuntas autoras de delitos de allanamiento de morada, desobediencia grave a la autoridad y daños en la propiedad.
en libertad
Una vez instruidas las diligencias pertinentes, las dos detenidas fueron puestas a disposición del Juzgado de Guardia de Valladolid. Tras comparecer, la autoridad judicial decretó su puesta en libertad, quedando el procedimiento en manos de la justicia para determinar responsabilidades.
En su red social de X, antes Twitter, la Benemérita ponía en valor "la rápida colaboración ciudadana" que había sido "fundamental", para que lo sucedido hubiera llegado a buen fin.
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