Ha sido una semana muy complicada en los mercados financieros. Otra. La Bolsa ha recuperado una muy pequeña parte del terreno que perdió en la semana anterior, en la que el índice Ibex 35 se desplomó un 6 por ciento. El índice Ibex 35 ha cerrado el viernes en 8.775 puntos, con una pérdida en el día del 2,14 por ciento. La semana se salda con una pequeña mejora del 1 por ciento, lo que deja la revalorización acumulada en lo que va de año en el 7 por ciento.

Los vendedores mantienen la presión sobre las acciones de los bancos. Unos bancos que han tenido hoy también un mal día. De hecho, llevan un par de semanas muy complicadas en medio de un clima de tensión tanto en el sector bancario europeo como en el de Estados Unidos. Se han diluido los aspectos más duros de las turbulencias financieras, pero queda el rescoldo de la incertidumbre y de la desconfianza. Tardarán más en desaparecer. Los mercados empiezan a pensar que el deterioro de los activos que tienen los bancos en cartera, en especial bonos, puede eclipsar los beneficios que les reporta la subida de tipos de interés. Sobre todo si el crecimiento económico continúa desacelerándose.

Hoy la presión se ha centrado en el mayor bancos alemán, el Deutsche Bank, que ha perdido un 8,5 por ciento. Ha llegado a caer casi el doble. El nerviosismo y se ha extendido luego por todo el sector bancario europeo. Han caído Commerzbank, BNP Paribas, Societé Generale o Barclays, entre otros. Dentro de casa, las caídas han ido desde el 3 por ciento del Santander hasta el 5 por ciento de Bankinter.
El canciller alemán, Olaf Scholz, ha asegurado que el Deutsche Bank es rentable, por lo que no hay motivos para la preocupación. Tanto los líderes europeos en la “cumbre” de Bruselas, como la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, han vuelto a salir a la palestra para confirmar que el sistema financiero de la eurozona es sólido, líquido y solvente. Lagarde, además, ha recordado que el BCE está preparado para proporcionar al sistema toda la liquidez que sea necesaria. Ayer, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, recordó que cuenta con armas para tomar medidas adicionales en el sector financiero si fuera necesario. El día anterior, Yellen aseguró que no estudiaba ningún plan para asegurar la totalidad de los depósitos bancarios.

En cuanto a los grandes indicadores del día, esta mañana se ha conocido que la economía española creció un 5,5 por ciento en el conjunto del año pasado. Es lo que se esperaba. En Estados Unidos, los pedidos de bienes duraderos se han contraído un 1 por ciento en febrero, frente a la caída de un 5 por ciento del mes anterior. Además, han mejorado los indicadores de actividad en el sector servicios y en el manufacturero. Los datos son más fueres de lo que esperaban los analistas, por lo que hay que esperar que la Reserva Federal realice nuevas subidas de tipos de interés para luchar contra la inflación.

En Alemania la actividad en el sector no manufacturero se muestra más irme que la del sector industrial, lo que no deja tranquilo a casi nadie. La locomotora económica de Europa está tocada de un ala. Lo mismo ha ocurrido en el conjunto de la zona euro, donde el sector servicios continúa en expansión, mientras renquea la actividad fabril. El índice PMI manufacturero de la eurozona ha mostrado una lectura de 47,1 puntos en marzo, frente a los 49 que esperaba el mercado. Registros por debajo de 50 indican contracción de la actividad.