El índice Ibex 35 ha arrancado la sesión con un alza del 0,5 por ciento que le permite recuperar el nivel de los 8.200 puntos. Un rebote impulsado por la mejor cara del sector financiero y el empuje de los valores energéticos liderados por Acciona Energía con un alza del 1,5 por ciento.

Sin embargo, la cautela sigue siendo máxima a la espera de la intervención de esta tarde de Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, en el foro de grandes banqueros centrales que se celebra en estos días en Jackson Hole, Estados Unidos.

El mercado espera despejar la duda de si mantendrá una línea dura en política monetaria para frenar la inflación y contener una posible burbuja en las bolsas, o bien levantará la mano ante el preocupante impacto de un dólar demasiado fuerte en sus exportaciones y en las economías de su entorno.

Atención también a los datos de confianza. En Alemania se ha publicado a primera hora un decepcionante índice GFK. Bastante peor de la previsto. El consenso del mercado estimaba una caída a -31,8 y se ha ido hasta el -36,5. Un dato que viene a empañar la positiva cifra registrada ayer por el indicador de clima empresarial IFO que superó las estimaciones de los analistas. Y esta tarde se espera el índice de confianza de la Universidad de Michigan en Estados Unidos, aunque este indicador no suele tener gran peso sobre el mercado.

Hoy, además, se dará a conocer el agregado monetario M3 en la zona euro. Este indicador permite al Banco Central Europeo medir las presiones inflacionistas. Todo apunta a que en julio habría mejorado un poquito respecto a las cifras anteriores, aunque se mantendrá en niveles altos. Se prevé que se sitúe en el 5,6 por ciento.

Ente tanto, las grandes casas de análisis siguen recortando sus previsiones económicas para la eurozona ante la grave crisis energética que se avecina para este otoño-invierno. El último informe de Morgan Stanley apunta a una recesión más profunda en el cuarto trimestre y una recuperación más lenta de la actividad a lo largo de 2023 después de que los recientes datos de actividad PMI se hayan situado en territorio de contracción.

Un panorama que parece confirmar las recientes actas de la última reunión del Banco Central Europeo. De ellas se desprende que la entidad presidida por Christine Lagarde está dispuesta a poner toda la carne en el asador para contener la inflación, incluso a pesar de abocar a la economía europea hacia la recesión.

Esta mayor dureza monetaria llega con meses de retraso respecto a Estados Unidos, lo que mantiene al euro bajo presión, ligeramente por debajo de la paridad con el dólar. El precio del barril de crudo, entre tanto, se ha asentado sobre los 100 dólares pendiente de las decisiones de la OPEP, junto a otros países productores, sobre los niveles de producción para los próximos meses.