Este ha sido un año más que complicado para el mundo empresarial, a nuestros habituales problemas con los que luchamos año a año como pueden ser la burocracia, las cargas tributarias o el acceso a la financiación, nos encontramos con una crisis social y económica como nunca habíamos vivido.

En marzo del año pasado nos dijeron que íbamos a tener un confinamiento duro pero que luego llegaría la famosa recuperación en V, después de eso sufrimos una segunda ola, una tercera ola y seguimos con restricciones.

Para paliar las pérdidas que hemos sufrido es cierto que hemos recibido ayudas de ayuntamientos, diputaciones y autonomías, pero han sido insuficientes, representan un porcentaje ínfimo respecto a las pérdidas que hemos sufrido y en cuanto a las ayudas del gobierno central distan de ser las que necesitamos, queríamos y merecíamos, con unas condiciones que hacen que sean prácticamente incumplibles por gran parte de las empresas.

Hemos sufrido además inseguridad jurídica, normas que contradecían normas, notas aclaratorias, prórrogas de ertes aprobadas días antes de finalizar, boes a altas horas de la noche, hemos tenido que endeudarnos, en el camino se han quedado compañeros empresarios y empresarias que no han podido reconvertirse o que no han tenido los recursos para aguantar….

Pero si hay algo que ha permanecido constante son los empresarios y emprendedores, levantándose cada mañana para sacar adelante su proyecto, trabajando e innovando para adaptarse a esta nueva situación y preocupados tanto por su futuro, del que muchas veces dependen varias familias, como del de sus empleados cuando no cobraban los ertes.

Porque si hay algo que caracteriza a las jóvenes empresarias y empresarios es esa conciencia social, sin dejar de lado los beneficios debemos estar concienciados en aspectos como la RSE, la Igualdad, la innovación, el desarrollo, en aportar a la sociedad parte de lo que nos ha dado, en convertirnos en el motor económico que transforme el país; que tiene por delante retos de gran calado y complejidad como pueden ser el emprendimiento femenino, la transformación digital o el desarrollo del medio rural.

De cara al futuro debemos acelerar todos esos cambios que ya veníamos desarrollando con la oportunidad que representan los fondos europeos que esperemos que lleguen pronto y que se vean reflejados en la economía real si queremos convertirnos en un país emprendedor, porque un país sin empresas no puede salir adelante