ILUSTRACIÓN LORCA

Ricardo Cavolo reinventa la oscuridad lorquiana de "Poeta en Nueva York"

Pilar Martín.

Agencia EFE

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Pilar Martín.

El ilustrador salmantino Ricardo Cavolo se ha vuelto a aliar con Federico García Lorca, el poeta granadino que siempre está en su mesa de trabajo porque si se "bloquea" ahí está él para ponerle la cabeza "en su sitio". Y ahí, en ese universo propio que tiene Cavolo, es donde ha llevado el poemario "Poeta en Nueva York".

Tras adentrarse con sus dibujos en el "Romancero Gitano", Cavolo (1982) regresa con su adaptación de "Poeta en Nueva York", 35 poemas en los que el poeta granadino expone sin ambages ese momento de "pura depresión" que vive cuando llega a Nueva York, "un momento muy intenso internamente que sabe desenmarañar en su poesía", ha contado Cavolo a Efe.

"Lo primero que siempre digo es que Lorca es moderno en el mejor de los sentidos, lo fue y sigue siendo, pero para los artistas, que bebemos de muchas cosas, desde luego que personas como Lorca son un refugio, un bosque en el que perderse y en el que sales con la cabeza llena de energías nuevas", ha explicado.

Y eso es lo que transmite el "Poeta en Nueva York" de Cavolo (Lumen), una luz diferente que al tiempo parece ser la que Lorca hubiera elegido de estar vivo.

"Ya lo dije con el 'Romancero Gitano' -ha recordado- soy muy lorquista, me encanta, siempre tengo el poemario en la mesa por si en algún momento estoy bloqueado, porque me pone la cabeza en un sitio. Trabajar su obra me da mucha vergüenza y humildad, aún así estoy muy satisfecho y con humildad digo que si lo viera Lorca vería las conexiones de mi obra con la suya".

Se refiere Cavolo a que si en la anterior versión utilizó una paleta de rojos, naranjas y amarillos, en esta los protagonistas son los azules y los morados.

"Si se ojea el 'Romancero gitano' y luego 'Poeta en Nueva York' entiendes que son dos universos diferentes, desde la paleta hasta el nivel de composición. El primero es una especie de 'Pulp Fiction' en el que te explica varias historias que ocurren en el campo andaluz, son hechos casi muy de película; y éste es pura elucubración surrealista en un punto distinto, en pura depresión, un momento muy intenso internamente", ha explicado.

Pero Cavolo ha reinterpretado en sus imágenes este surrealismo a través de grandes ojos, cuerpos que se enredan y animales que luchan contras las estrellas y la luna. "Si Lorca hubiera llegado a Nueva York enamorado no hubiera visto las inmundicias, a la gente orinando o a la que asesina", ha aseverado sobre el contenido de estos versos que el granadino escribió en la Gran Manzana entre 1929 y 1930.

Un año éste en el que, ha relatado el ilustrador, Lorca estaba pasando un "momento oscuro", algo que entiende porque Cavolo también ha pasado por algo parecido: "he pasado por una depresión, y lo entiendo".

Con imágenes envueltas en esa irreverencia necesaria en toda obra reivindicativa, Cavolo ha confesado que las dos reinterpretaciones que ha hecho de poemarios lorquianos están en lo "más alto" de su carrera profesional porque cuando estudiaba Bellas Artes aspiraba a hacer un libro.

Aunque no contempla sumergirse en la obra teatral lorquiana, lo que sí ha adelantado el dibujante es que sí que valora cerrar esta suerte de trilogía con otro libro en el que incluya esos poemas favoritos que no están en estos dos poemarios.

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