Cuando se cumplen veinte años de la muerte de Lucio Muñoz, la galería Marlborough reúne en una exposición, que se inaugura mañana, más de una veintena de obras, entre las que se encuentran cuadros desde los años cincuenta hasta los noventa.
"Veinte años" ofrece una visión global del inmenso legado de Lucio Muñoz (Madrid, 1929-1998) donde destaca la coherencia de su lenguaje expresivo, aunque se pueden distinguir épocas con más tendencia al romanticismo y otras más racionales, y su particular uso de la madera.
Muñoz, que mantuvo un intenso amor por la madera, ya sea quemada, arañada, teñida o raspada, buscaba en sus obras tanto la verdad como la naturaleza.
El director del Museo Thyssen, Guillermo Solana, escribe en el texto que acompaña al catálogo que "es revelador el tratamiento que Lucio daba a sus maderas, almacenadas durante semanas o meses en una terraza a la intemperie, expuestas a la acción de los elementos.
"Me gustaría ser capaz de tratar la madera como la trata el mar. El mar siempre mejora lo que devuelve, lo deja más creíble, le quita lo superfluo, convierte lo accesorio en natural, se produce una especie de identidad con la razón de la naturaleza que nos convence", decía Muñoz.
Lucio Muñoz fue uno de los grandes representantes del Informalismo en España, su trabajo se caracteriza por el tratamiento de la madera que pinta, desgasta, quema o enmohece, explorando toda la capacidad expresiva del material.
Aunque su lenguaje se adscribe al Informalismo, el estilo de Lucio Muñoz siempre se mantuvo muy personal, él usaba la pintura para expresar sus ideas y el camino creativo siempre estuvo por encima del resultado final.