Pablo Hernández de Cos, el gobernador del Banco de España, parece decidido a recuperar el prestigio de la institución, que el gobernador nombrado por el anterior Gobierno socialista, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, se cargó al tratar de tapar el agujero político de las cajas, precipitando el rescate del sistema financiero español.

Hernández de Cos ha puesto el dedo en la llaga, al decir al Gobierno tiene que hacer usted las reformas que desde hace mucho tiempo viene necesitando la economía española porque el mundo que teníamos no va a volver.

Ha cambiado durante estos meses nuestra forma de comprar, de comerciar, nuestra forma de trabajar y nuestra forma de estudiar. El turismo, el ocio, el transporte, la compra, no van a ser igual. Adaptémonos a ese mundo nuevo. Cuanto antes lo hagamos menos vamos a sufrir.

Y la mejor forma de adaptarse a ello, al margen de reformas estructurales, que introduzcan mayores dosis de libertad en nuestra economía, es la educación, y también lo dice el Banco de España. Formemos a nuestros alumnos en las habilidades para poder estudiar desde casa y para poder trabajar en un mundo, en donde la economía tiene mucho más peso.

Antes al Banco de España se le escucha. Hoy el Gobierno ni siquiera se ha dado por enterado de lo que decía el gobernador. La ministra Celaa vuelve a la carga. No le gustan las libertades. Lo suyo es intentar dañar lo más posible la pluralidad y, por tanto, a la escuela concertada. Lo de menos es la excelencia. Quieren a alumnos obedientes.