La Dirección General de Tráfico (DGT) ya venía advirtiendo hace unos meses pero la fecha se aproxima. Desde este viernes, se obligará a llevar el Sistema de Velocidad Inteligente (ISA). La implantación de esta norma se aplicará a todos los vehículos nuevos homologados desde el próximo mes, así como aquellos nuevos vendidos a partir del 2024.

Desde la DGT, quieren poner un límite al correr por las carreteras, reduciendo así la mortalidad en los accidentes de tráfico. Así, podrán salvarse más de 25.000 vidas y evitar 140.000 lesiones en las carreteras, además de reducir el cambio climático y la mala calidad del aire.

El dispositivo en cuestión forma parte de uno de los ocho sistemas avanzados de asistencia a la conducción que serán obligatorios en aquellos vehículos de nueva fabricación en toda Europa. No obstante, hay que indicar que esta medida no afecta a los modelos ya registrados antes de julio de 2022.

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¿Qué es el Asistente de Velocidad Inteligente?

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El Asistente de Velocidad Inteligente (ISA) es un sistema que obligará a que se respeten los límites de velocidad en las carretera. El dispositivo funciona a través de un software que conecta tanto el Control de Crucero Adaptativo con el Reconocimiento de Señales limitando así de manera automática la velocidad del vehículo.

Gracias a la colocación de una cámara detrás del retrovisor, el GPS y otros sensores que disponga el coche, este sistema interpretará las señales de tráfico y avisará al conductor si se excede de velocidad. Si el coche continúa con una velocidad indebida, el Asistente de Velocidad Inteligente se encarga de reducirla automáticamente. No obstante, este dispositivo podrá desactivarse pulsando una tecla o al pisar el acelerador con más vehemencia aunque es cierto que en un futuro desaparezca esa opción.

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En muy poco tiempo, el próximo mes, además del ISA serán obligatorios otros siete sistemas en los coches nuevos. Son la cámara trasera con detección de tráfico cruzado, el detector de fatiga y somnolencia, la frenada de emergencia, la alerta de cambio involuntario de carril, el bloqueo del vehículo con alcoholímetro, la alerta de cinturón en las plazas traseras y la caja negra.

Con todo ello se tratarán de alcanzar los siguientes objetivos: reducir la mortalidad en las carreteras, contribuir a la sostenibilidad del medioambiente y que la conducción sea lo más eficiente posible. De este modo, todos conduciremos en carretera seguros y disfrutando del viaje. Sin sobresaltos ni comportamientos indebidos. Es la meta.