La mina que cerraron hace 10 años en Extremadura y ahora eleva a España por su materia prima: esencial para fabricar coches eléctricos
El problema viene de los grupos ecologistas ante el impacto medioambiental y que el proceso siderúrgico se tiene que hacer en China, salvo que se invierta

Carlos Moreno 'El Pulpo' descubre con el experto en motor Alfonso García 'Motorman' la mina de Agua Blanca
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La transición energética en Europa tiene una nueva protagonista: la mina de Aguablanca, en Monesterio (Badajoz). Un yacimiento que estuvo cerrado durante una década por falta de rentabilidad, pero que hoy regresa al primer plano como una de las grandes esperanzas para reforzar la soberanía industrial del continente en plena carrera por el coche eléctrico. En este rincón de Extremadura se encuentra la única reserva de níquel activa en toda Europa y uno de los depósitos más codiciados de cobalto y cobre, tres materiales imprescindibles para fabricar baterías.
Una mina con potencial estratégico
Más sobre Alfonso García 'Motorman'
“Esto es una buena noticia”, decía recientemente Carlos Moreno ‘El Pulpo’ en su programa Poniendo las Calles, en COPE, al presentar el tema junto al experto en motor Alfonso García ‘Motorman’. “Extremadura cuenta con el único yacimiento de níquel de Europa, que es una auténtica mina de oro para las necesidades del coche eléctrico”.
El cierre de la mina hace 10 años respondía a una lógica puramente económica. Entonces, el mercado no demandaba estas materias primas con tanta urgencia, y la competencia internacional resultaba abrumadora. Pero el panorama ha cambiado radicalmente. Como explicaba Alfonso García, “ahora que se necesitan materias primas para fabricar baterías para vehículos eléctricos, se va a volver a poner en marcha”. La reapertura está prevista a corto plazo con una proyección de explotación de 20 años.

La infraestructura de la mina de Aguablanca
Las cifras son prometedoras: se estima que Aguablanca alberga hasta tres millones de toneladas de níquel, lo que permitiría cubrir cerca del 30% de la demanda europea. Esto supondría un paso clave para reducir la actual dependencia de terceros países. “El objetivo es evitar que el 65% de cualquier suministro venga de China y del Congo, como ocurre ahora”, afirmaba Motorman durante su intervención.
En un contexto geopolítico cada vez más volátil, el control sobre los materiales estratégicos es vital. Bruselas lo sabe, y por eso ha incluido al níquel y al cobalto en su lista de materias primas críticas, según la Comisión Europea. Pero no todo son aplausos ante esta reapertura.
El impacto ambiental
Uno de los principales frentes abiertos es la oposición de grupos ecologistas por el impacto medioambiental de la mina. La explotación a cielo abierto y los residuos generados preocupan especialmente en una zona con importante biodiversidad y fuerte vinculación al turismo rural. La presión social y legal podría marcar el calendario de reactivación del yacimiento.

La infraestructura de la mina Aguablanca
“Ahora, el problema viene de otro lado: de los grupos ecologistas ante el impacto medioambiental”, advertía el experto de COPE. Además, otro obstáculo que se mantiene intacto desde hace décadas es la dependencia de la industria siderúrgica china. Aunque el mineral se extraiga en Extremadura, el procesamiento posterior —clave para convertirlo en producto útil para la fabricación de baterías— sigue realizándose fuera de Europa.
“Normalmente este proceso se tiene que hacer en China, salvo que se invierta”, recalcaba Motorman. Y esa es la clave: sin inversiones en plantas de refinado y en la cadena de valor industrial, el paso dado por España puede quedarse a medias. Varios analistas coinciden en que es el momento de apostar por una reindustrialización verde y estratégica, como recuerda también el Plan de Acción para Materias Primas Críticas de la UE.
La reapertura de Aguablanca simboliza una oportunidad única para España. No solo por su valor económico, sino por su potencial geopolítico y ambiental en el marco de una Europa que quiere reducir su huella y aumentar su autonomía. Pero el reloj corre, y la carrera del coche eléctrico no espera. El reto ahora está en lograr que el mineral que sale de Monesterio se convierta en baterías fabricadas también en suelo europeo.