El dominio sobre el mar

El dominio sobre el mar

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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"Hasta aquí llegarás y no pasarás, aquí se romperá la arrogancia de tus olas". Dios recuerda a Job que él y solo él pudo dar esas órdenes al mar (Job 38, 11). Job no entiende por qué le han sobrevenido tantas desgracias, siendo un hombre justo como es. Según la concepción de su pueblo, Dios debería premiar su bondad y librarle de las desgracias.

Puesto que los amigos que acuden a consolarle no son capaces de darle una razón convincente, Job apela al mismo Dios. Y Dios se le muestra como el único que puede poner límites tanto a las olas del mar como a los ataques del mal.

Con el salmo 106, nosotros proclamamos no solo la grandeza de Dios sino también su cercanía y su compasión: "¡Porque es eterna su misericordia!"

Según san Pablo, gracias a la muerte y resurrección de Cristo, Dios nos ha concedido el don de ser una criatura nueva. Una criatura renacida (2 Cor 5, 14-17).

LAS DUDAS

El mar aparece también en el evangelio que se proclama en este domingo 12º del Tiempo Ordinario. Una tormenta repentina levanta en el lago unas olas tan grandes que inundan la barca en la que navegan los discípulos, llevando a Jesús a bordo (Mc 4, 35-40). No es extraño que surjan en ellos algunas dudas.

DOS PREGUNTAS

Este relato evangélico presenta a nuestra consideración dos preguntas que brotan espontáneas de la boca de los discípulos de Jesús:

Señor Jesús, tú conoces las amenazas que encontramos cada día en nuestra navegacion. Pero saber que tú viajas con nosotros alienta nuestra confanza. Ten compasión de nosotros y líbranos del mal. Amén.

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