El párroco de la iglesia ortodoxa de Madrid: "Rusia debe elegir si quiere ser una dictadura pobre y aislada"

Andrey Kordochkin, deán de la Catedral Santa María Magdalena, critica la invasión de su país a Ucrania, un conflicto del que asegura que no habrá ganador

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El reverendo de la Catedral Santa María Magdalena, Andrey Kordochkin, lleva casi dos décadas en España, aunque es originario de San Petesburgo. Pero sus orígenes rusos y el hecho de ser el párroco de la iglesia ortodoxa de Madrid, ubicada en Hortaleza, no es el único factor que le vincula a la guerra en Ucrania, aunque no es poco. Y es que su mujer, Alexandra, es medio ucraniana por parte de madre. A todo ello hay que sumarle que al menos 200 de los fieles que acuden a la parroquia son también ucranianos.

Lo que estamos viviendo es un dolor inmenso, compartido tanto por rusos como ucranianos”, asegura a COPE el reverendo Kordochkin. Como tantos otros rusos “occidentalizados”, ven claro que las consecuencias del conflicto no sólo tendrán que pagarlas los ciudadanos de Ucrania, sino que en una guerra fraticida la factura también la pasarán al pueblo ruso.

“Lo que está pasando ahora no es sólo sobre el futuro de Ucrania, también sobre el camino histórico que va a seguir Rusia. Ha cambiado en las últimas semanas de una forma brutal. Una legislación cada día que criminaliza cualquier actividad que no esté en la línea del Gobierno”. Es por eso que el deán habla claro de “dictadura militar” al referirse al Kremlin y sólo ve dos horizontes para su país: “Rusia tiene que elegir qué camino va a elegir, si va a ser un país libre y abierto o si va a ser una dictadura militar, vivir en pobreza, aislamiento y glorificando a nuestras autoridades”. Es por ello que, para Kordochkin, “la víctima de esta guerra no es sólo Ucrania, también el pueblo ruso”.


“No voy a volver a Rusia a corto plazo”

Sin medias tintas, el párroco rechaza directamente la invasión rusia del país vecino: “Mi posición tanto cristiana como personal es absolutamente en contra de lo que está pasando, hasta tal punto de rechazar la posibilidad de volver a Rusia a corto plazo. Es mi país, San Petesburgo es mi ciudad natal, donde viven mis padres, pero hay un momento en la vida en el que tenemos que elegir el camino y aceptar las consecuencias”, confiesa.

“Es un momento muy doloroso y, siendo sacerdote, yo no puedo hacer que el objetivo de mi servicio sean los intereses de un estado. Yo tengo que atender a las necesidades de las personas. Decir que para mí es un momento dramático es decir muy poco”, relata apenado a COPE.


Kordochkin: “¿Quién va a celebrar una victoria así?”

El deán ruso ve con “tristeza” la censura que, desde su país, se está implementando en los medios contrarios a la narrativa de Putin y relata la dureza de las fotos que le llegan: “Las imágenes que me mandan mis fieles que reciben de sus familias me traen el recuerdo de la Segunda Guerra Mundial, poca cosa menos”.

Asegura que, desde la parroquia, y a pesar de los problemas de logística, se están organizando para aportar su grano de ayuda: “el jueves tuve una reunión con el presidente de la Junta Municipal de Hortaleza para hablar de cómo, con nuestros recursos limitados, podemos ayudar a través de voluntarios que hagan de traductores con los refugiados, entre otras formas de colaborar”.

Sólo estoy seguro de que, aunque no sabemos cómo va a acabar, sabemos que no va a haber ningún ganador, ambos países van a perder. No veo ningún escenario posible en el que nadie salga beneficiado. ¿Cómo puedes justificar una guerra cuando dejas una ciudad arruinada y a los ciudadanos refugiados? ¿Cuál es el objetivo? ¿Qué victoria es esa? ¿Quién va a celebrar eso?”, concluye.

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