Una imagen para la historia: el partido de basket que se celebró en la plaza de San Pedro ante Pío XII

El encuentro, celebrado el 10 de octubre de 1955, lo protagonizaron el Stella Azzurra Roma y Vis Benelli de Pesaro

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El Papa Francisco sacaba a relucir el pasado 31 de mayo, con motivo de la celebración del centenario del nacimiento de la Federación Italiana de Baloncesto, un recuerdo para la historia, pero que muchos desconocían.

Se trata del partido de basket que se jugó en el 10 de octubre del año 1955 en la Plaza de San Pedro entre el Stella Azzurra Roma y Vis Benelli de Pesaro, que formaban parte de la Serie A en la Liga de Baloncesto. Un encuentro que, como decimos, tuvo lugar en el Vaticano, ante la mirada atenta del Papa Pío XII, quien tras el encuentro realizó una Bendición Papal.

Aquel partido fue todo un acontecimiento para el país, al que asistieron nada menos que 50.000 personas. Los medios de comunicación se han hecho eco de aquella jornada que tuvo lugar hace casi 66 años. Entre las periodistas que lo han publicado se encuentra la corresponsal de ABSIDE MEDIA en la Santa Sede, Eva Fernández.




El Papa Francisco compartía esta celebración como decimos el pasado 31 de mayo, donde reivindicó la estrecha relación existente en la Iglesia y el mundo del deporte, siempre “al servicio del crecimiento integral de la persona y pueden ofrecer una preciosa contribución a nuestra sociedad”.

El sucesor de Pedro argentino destacó dos aspectos importantes sobre el deporte: El primero es ser equipo. Hay algunos deportes que son llamados individuales; no obstante, el deporte siempre ayuda a poner en contacto a las personas, a crear relaciones incluso entre personas diferentes, a menudo desconocidas, que, a pesar de proceder de entornos distintos, se unen y luchan por un objetivo común. Son dos cosas importantes: estar unidos y tener un objetivo. En este sentido, el deporte es una medicina para el individualismo de nuestras sociedades, que a menudo genera un yo aislado y triste, haciéndonos incapaces de jugar en equipo y de cultivar la pasión por algún buen ideal. Así, a través de vuestro esfuerzo deportivo, nos recordáis el valor de la fraternidad, que también está en el corazón del Evangelio. Un segundo aspecto, una actitud del deportista, es la disciplina. Muchos jóvenes y adultos que se apasionan por el deporte y os siguen siendo hinchas vuestros, a veces no llegan a imaginar cuanto trabajo y entrenamiento hay detrás de un partido”.

El Papa además añadió otra idea sobre el baloncesto: “El vuestro es un deporte que eleva al cielo porque, como decía un antiguo jugador famoso, es un deporte que mira hacia arriba, hacia la cesta y, por lo tanto, es un reto verdadero y propio para todos aquellos que están acostumbrados a vivir mirando al suelo. Quisiera que ésta fuera también para vosotros una noble tarea: promover el juego sano entre niños y jóvenes, ayudar a los jóvenes a mirar hacia arriba, a no rendirse nunca, a descubrir que la vida es un camino hecho de derrotas y victorias, pero que lo importante es no perder las ganas de jugar el partido. Y ayudarles a entender que cuando en la vida “no marcas una canasta”, no has perdido para siempre. Siempre puedes volver a salir a la cancha, todavía puedes formar equipo con otros, y puedes intentar otro tiro”.

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