El regalo con 1.600 años de historia que ha recibido el Papa León XIV y que ha disfrutado con sus hermanos y su secretario personal
Fue un amigo personal del Pontífice norteamericano el que ha enviado, con motivo de la festividad de Santa Rita, el singular regalo

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Un regalo inusual pero cargado de significado ha llegado recientemente al Vaticano: se trata de una tarta elaborada con una receta inspirada en uno de los textos más célebres de San Agustín, el 'De beata vita'.
Un regalo que tiene como destinatario al Papa León XIV, perteneciente a esta congregación, que recibido con entusiasmo el dulce y que ha sido bautizado como la 'Tarta de la felicidad'.

El postre está compuesto por ingredientes sencillos y al que puede tener acceso cualquier persona: harina de espelta, almendras y miel.
El Papa degustó el pastel junto a sus hermanos y su secretario personal
Fue un amigo de Robert Prevost el que ha enviado, con motivo de la festividad de Santa Rita, la tarta. El gesto no es solo gastronómico, sino también espiritual. Según fuentes cercanas al Vaticano, el Pontífice degustó el pastel junto a sus hermanos y su secretario personal, en un ambiente de recogimiento y fraternidad.

En palabras de un portavoz del Vaticano, “es un símbolo del deseo de que el Papa lleve adelante su misión con alegría, serenidad y la sabiduría que viene de lo alto”. El gesto cobra aún más valor al considerar que la festividad de Santa Rita, asociada a los milagros y a las causas imposibles, aporta también un tinte de esperanza a este inicio de Pontificado.
Las raíces de la tarta, en la ciudad italiana de Cassago Brianza
La tarta tiene sus raíces en la ciudad italiana de Cassago Brianza, lugar donde San Agustín escribió la obra 'De beata vita'. En ella, el obispo de Hipona relata cómo celebró su 32 cumpleaños, junto a su familia y con sus discípulos. “Creo que debo ofrecer en mi cumpleaños una comida más abundante no sólo a nuestro cuerpo, sino también a nuestro espíritu”, expone San Agustín en el texto, subrayando la importancia de nutrir el alma tanto como el cuerpo.

La receta, que ha sido recreada como un homenaje, toma como base no solo ingredientes alimentarios, sino también espirituales. Tal como explica el propio San Agustín en su diálogo, la verdadera felicidad no se encuentra solo en los placeres materiales, sino en una vida orientada hacia la Verdad. “No se es sabio si no se es feliz”, afirma el santo, cuestionando a quienes buscan la sabiduría sin alcanzar la paz interior.
El hecho de que este pastel se consuma frío no ha pasado desapercibido entre los que lo interpretan como metáfora de la templanza y la moderación, virtudes que León XIV ha promovido desde su elección como Sucesor de Pedro el pasado 8 de mayo.
El pastel, probablemente preparado por Santa Mónica para la fiesta que inspiró el diálogo, reaparece hoy como un gesto de continuidad espiritual entre los primeros cristianos y la Iglesia del siglo XXI.