La religiosa australiana Oonah O’Shea es elegida nueva presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales

Actual Superiora General de las Religiosas de Notre Dame de Sion, la Hermana O’Shea cuenta con una extensa trayectoria misionera, en especial en Filipinas, donde vivió durante dos décadas en una zona rural

Hermana

Redacción Religión

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La Hermana Oonah O’Shea, Superiora General de las Religiosas de Notre Dame de Sion, ha sido elegida nueva presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, al término de la asamblea del Consejo de Delegadas que tuvo lugar en Roma los días 12 y 13 de mayo. En este encuentro participaron 45 religiosas representantes de las 36 constelaciones que conforman esta red mundial de mujeres consagradas.

De origen australiano e hija de padres irlandeses, la Hermana O’Shea cuenta con una extensa trayectoria misionera, en especial en Filipinas, donde vivió durante dos décadas en una zona rural, dedicándose a labores de empoderamiento femenino y pastoral de base. Su nombramiento se produce en un contexto de renovación y compromiso dentro de la UISG, que busca responder con esperanza y audacia a los desafíos de la vida consagrada en el mundo actual.

Un evento para tejer "cordones de esperanza"

Durante el encuentro se vivió un clima de profunda espiritualidad y discernimiento, guiado por el lema 'Vida Consagrada: Una Esperanza Transformadora'. La Hermana O’Shea, al dirigirse a las participantes, subrayó que “esta esperanza no es simple optimismo, sino una energía espiritual que nace del Evangelio y genera cambio”. En sus palabras, la esperanza es la fuerza que permite a las religiosas “seguir sirviendo con creatividad y audacia en un mundo herido y cambiante”.

Un comunicado final de la UISG describió la asamblea como una “red de cordones de esperanza”, tejida entre mujeres consagradas capaces de reflejar la luz del Evangelio y dar nuevo impulso a la misión eclesial en contextos diversos y muchas veces adversos.

Compromiso con las religiosas mayores y nuevos desafíos

Uno de los momentos destacados de la asamblea fue el lanzamiento oficial de The Anna Trust, una fundación creada para apoyar a religiosas mayores, especialmente aquellas que viven en entornos vulnerables. Esta iniciativa responde a una preocupación creciente en muchas congregaciones por el acompañamiento y cuidado digno de las hermanas mayores, muchas veces convalecientes o en situación de dependencia.

Además, se presentó el Plan Estratégico 2025-2031 de la UISG, fruto de un proceso sinodal que busca ofrecer herramientas concretas para enfrentar los retos del futuro. Este plan se presenta como una “caja de herramientas” en constante apertura a la acción del Espíritu, con el objetivo de fortalecer la sinodalidad dentro de las propias congregaciones y proyectarla hacia el servicio de la Iglesia universal.

La “conversación en el Espíritu”, una práctica centrada en la escucha profunda y el discernimiento comunitario, fue clave durante todo el desarrollo de la asamblea, y se promovió como un modo de vida y de gobierno en las comunidades religiosas.

Una trayectoria marcada por la misión y la justicia social

La vida de la Hermana O’Shea ha estado profundamente marcada por su vocación misionera. Ingresó en la congregación de Notre Dame de Sion en 1968, tras trabajar como maestra en escuelas católicas y participar activamente en el movimiento de la Juventud Obrera Cristiana. Tras cursar estudios en Teología, Política e Historia Económica, y completar una etapa formativa en Israel, su ministerio se amplió hacia la justicia social y el acompañamiento de personas sin hogar.

En 1990, fundó junto a otra religiosa una misión en Filipinas, donde su labor se centró en la formación de laicos, la fundación de una ONG para el empoderamiento de mujeres rurales, y la participación activa en las misiones rurales del país. Fue elegida Superiora General en 2010 y, tras un período de regreso a Filipinas, fue reelegida en 2022. Actualmente cumple su segundo mandato, que concluirá en julio de 2028.

Su elección como presidenta de la UISG es, para muchas congregaciones, un signo de continuidad y compromiso con una vida consagrada transformadora, enraizada en el Evangelio y abierta a los clamores del mundo.

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