La historia de Pablo Hurtado, peregrino que ha hecho el Camino de Santiago a la inversa para visibilizar su enfermedad: "Me dieron 24 horas de vida"

El peregrino ha recorrido casi 800 kilómetros desde Galicia hasta Zaragoza para dar a conocer esta enfermedad rara y homenajear a sus padres 85 años después. En 'Ecclesia al día' conocemos su historia 

Pablo


José Melero Campos

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El Camino de Santiago está lleno de historias de superación, pero pocas tan singulares como la de Pablo Hurtado de Mendoza, que ha completado la Ruta Jacobea de una forma atípica: a la inversa, partiendo de Galicia para llegar a Aragón. Su objetivo no era solo un reto personal, sino una misión solidaria: dar visibilidad al síndrome de Behçet, una enfermedad inflamatoria crónica que padece desde hace años y que es una gran desconocida para la sociedad.

Hurtado de Mendoza ha convivido con los síntomas toda su vida, como aftas, artralgias o problemas estomacales. Sin embargo, el diagnóstico no llegó hasta los 38 años, y de la forma más dramática: a raíz de un trombo que subió a los pulmones y casi le cuesta la vida. “Me dieron 24 a 48 horas de vida”, ha confesado en 'Ecclesia al día'. Este diagnóstico tardío es una constante para quienes sufren el síndrome de Behçet, una patología que afecta a los vasos sanguíneos.

La falta de conocimiento sobre esta enfermedad rara genera numerosos problemas sociales y laborales a los pacientes. “Un día estés dándolo todo, que estés perfectamente, y al día siguiente  te encuentras con que no puedes con el alma o con que tienes que estar una semana totalmente desconectado, pues a veces es difícil de entender”, lamenta.

Según sus palabras, la naturaleza de los brotes hace que sea complicado evidenciar el impacto real en el día a día. “Es difícil el poder demostrar realmente hasta qué punto te está afectando en tu vida diaria, personal, social o laboral”, ha señalado, poniendo de manifiesto la incomprensión a la que se enfrentan muchos enfermos crónicos.

Un camino con doble homenaje

La elección de hacer el camino a la inversa no ha sido casual. Con este gesto, Pablo ha querido rendir homenaje a su padre, quien en 1940 realizó esa misma ruta con solo veinte años para conmemorar el XIX centenario de la Virgen del Pilar. El tributo era doble, ya que su madre se llamaba Pilar, uniendo así en su peregrinación el amor familiar y el propósito solidario de visibilizar la enfermedad.

El plan original consistía en 26 etapas para cubrir casi 800 kilómetros, a una media de más de treinta kilómetros diarios. A pesar de la dureza del reto y de su enfermedad crónica, Pablo mantuvo el ritmo previsto hasta casi el final. Sin embargo, un imprevisto ajeno a su patología truncó la aventura a pie: “Fue por la picadura de una araña en un pie que me mandó al hospital”. Pese a ello, completó las últimas etapas en autobús y cumplió su promesa de llegar a la Basílica del Pilar para hacer una ofrenda a la Virgen.

La señal que le marcó en el Camino

De entre todas las vivencias y encuentros del Camino, Pablo Hurtado de Mendoza guarda un recuerdo que califica de “preciosa” y que todavía hoy le emociona al contarlo. Se encontraba solo en lo alto de una montaña, en la zona de la Cruz de Fierro, cuando el cielo se cerró y comenzó una fuerte tormenta. La disyuntiva era continuar o retroceder, pero la distancia era la misma, así que decidió seguir adelante.

En ese preciso instante, se topó con un matrimonio de peregrinos británicos. Como muchos otros, le preguntaron por el motivo de su viaje en sentido contrario. Pablo les explicó su misión de dar a conocer el síndrome de Behçet y su promesa de rogar por los enfermos en Santiago y en el Pilar. Fue entonces cuando la mujer le dijo en inglés: “Bueno, pues yo, cuando llegue a Santiago de Compostela, también rezaré por vosotros”.

Lo que ocurrió a continuación dejó a los tres perplejos. “El cielo, que estaba absolutamente cubierto y negro, se abrió un pequeño claro en el cielo, nos iluminó en la zona en la que nosotros estábamos”, ha relatado Pablo. Tras unos segundos de silencio, el peregrino británico sentenció con una frase que resonaría para siempre en la memoria de Hurtado de Mendoza: “Creo que alguien en el cielo os está escuchando".

Más allá de los contratiempos, Pablo Hurtado de Mendoza ha destacado que el Camino “cambia absolutamente todo”. Ha valorado la intensidad de las relaciones humanas que se forjan, aunque sean breves, y cómo las personas “van abiertas de mente, van abiertas de corazón”.

Este contenido ha sido creado por el equipo editorial con la asistencia de herramientas de IA.

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