La Fundación CARF lanza "Pon cara a tu donativo" para impulsar la formación de seminaristas en países sin recursos

La nueva campaña permite a los donantes conocer personalmente al seminarista o sacerdote que apoyan con su contribución anual de 500 euros

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Gonzalo de Esteban

Madrid - Publicado el

3 min lectura

La Fundación CARF ha puesto en marcha una innovadora iniciativa solidaria denominada "Pon cara a tu donativo" para el último cuatrimestre del año, que busca personalizar la ayuda a la formación de seminaristas y sacerdotes procedentes de diócesis pobres o en situaciones de grave crisis social y política. Esta campaña invita a los benefactores a dar un paso más en su compromiso con la Iglesia universal, ofreciendo la posibilidad de conocer el nombre y la historia del futuro ministro que recibe su apoyo.

El lema "Pon cara a tu donativo, comparte la sonrisa de Dios en la Tierra" refleja el deseo de acercar al benefactor el rostro concreto de aquellos a quienes ayuda, convirtiendo la colaboración en un vínculo humano y espiritual entre los donantes y los futuros sacerdotes. Ejemplos como Vinel Rosier, sacerdote en Haití, o Elías Mniko, seminarista de Tanzania, muestran el impacto real que puede tener cada donación en realidades marcadas por la pobreza extrema y las crisis humanitarias.  

Los donantes que realicen una contribución anual de 500 euros o más tendrán asignado un seminarista o sacerdote beneficiario específico, lo que no solo garantiza el apoyo a su manutención y formación académica, humana y espiritual, sino que también permite al donante acompañarle en su vocación con cercanía y oración. "Cada donativo no es solo una cifra: es una historia, un rostro y una esperanza para comunidades enteras", explican desde la Fundación CARF.  

 Vocaciones que transforman realidades extremas  

La realidad de los beneficiarios es diversa pero comparte un denominador común: proceden de diócesis muy pobres o inmersas en graves crisis sociales y políticas. Vinel Rosier, sacerdote haitiano, describe su vocación como "un signo de esperanza para mi pueblo" en una nación castigada por terremotos, pobreza estructural y crisis políticas recurrentes. "Ser sacerdote en Haití significa compartir el sufrimiento de mi gente y, al mismo tiempo, recordarles que Dios nunca nos abandona", afirma este joven presbítero cuya formación es posible gracias a las ayudas de la Fundación.  

Por su parte, Elías Mniko, seminarista tanzano nacido en una familia sencilla del sur del país, sintió desde niño la llamada al sacerdocio, pero la falta de recursos en su diócesis ponía en riesgo su formación. Gracias al respaldo de CARF, su obispo pudo conseguir una preparación académica y espiritual sólida que le permitirá servir mejor a su comunidad. Elías describe su vocación como un deseo profundo de "llevar esperanza y consuelo" en un país donde muchas familias sobreviven con lo mínimo.  

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 Cuatro décadas al servicio de la Iglesia universal  

La Fundación CARF lleva casi cuatro décadas trabajando a favor de la formación de seminaristas, sacerdotes diocesanos y religiosos de todo el mundo. Cada año, cientos de vocaciones se benefician de ayudas que cubren sus estudios en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, en Roma, y en las Facultades Eclesiásticas de la Universidad de Navarra, en Pamplona, además de garantizar su manutención completa.  

Los beneficiarios proceden de 130 países de los cinco continentes, y posteriormente regresan a sus países de origen donde se convertirán en referentes humanos, espirituales, culturales y sociales para sus comunidades. "Desde parroquias rurales de África hasta barrios marginales en América Latina, el fruto de estas vocaciones transforma vidas y aporta paz, educación y acompañamiento a miles de familias", añaden desde la Fundación, que desde su origen ha financiado ayudas al estudio a cerca de 30.000 alumnos con escasos recursos económicos, entre ellos 129 que han sido ordenados obispos y cuatro creados cardenales.  

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