Servidores y llenos de misericordia, por Casimiro López, obispo de Segorbe-Castellón

Servidores y llenos de misericordia, por Casimiro López, obispo de Segorbe-Castellón

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Casimiro López, obispo de Segorbe-Castellón

El próximo Domingo, Fiesta del Pilar, el Señor se mostrará una vez más grande con su Iglesia. Ese día ordenaré, D.m., a siete jóvenes de diáconos y a un diácono de presbítero. Son dones de Dios a nuestra Iglesia diocesana, que hemos de saber acoger con profundo agradecimiento.

Recordemos que diácono viene de diakonía, que significa servicio; el diacono es, por lo tanto, ‘servidor’. Mediante la imposición de las manos y la oración consagratoria, el Señor resucitado, derrama sobre el ordenando su Espíritu Santo y le consagra diácono. Así es hecho para siempre signo e instrumento de Cristo, siervo, que no vino "para ser servido sino para servir". Los diáconos habrán de ser con su palabra y con su vida signo de Cristo Siervo, obediente hasta la muerte y muerte de cruz para la salvación de todos. Todas las funciones del diácono se sintetizan en una palabra "servicio": servicio en "el ministerio de la liturgia, de la palabra y de la caridad" (LG 29). En el centro de su servicio está el mismo Cristo Jesús, su Iglesia y todos los hombres para que encuentren en Cristo el Camino, la Verdad y la Vida.

Casimiro López

Obispo de Segorbe-Castellón

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