Luis Argüello, arzobispo de Valladolid, dedica su carta pastoral al Papa León XIV: "Alegría de encontrarnos ante un enamorado de Jesucristo"

El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha hecho un llamamiento para que acompañemos al nuevo sucesor de Pedro con iniciativa y con una búsqueda continua de la paz

Luis Argüello comparte su carta pastoral quincenal

Archidiócesis de Valladolid

Luis Argüello comparte su carta pastoral quincenal

Rodrigo Simón Rey

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

En la Carta Pastoral de esta quincena que ha publicado el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Monseñor Luis Argüello, el protagonista es, por supuesto, el nuevo Papa León XIV. De él, Argüello ha destacado su ejemplo misionero: "Nos ha sorprendido por tantas capacidades, por todo lo que el Señor ha ido preparando en él para que llegara a ser el sucesor de Pedro. Pero de todo ello quizás el subrayado mayor es decir: Robert Francisco Prevost es misionero, misionero agustino, misionero de la Iglesia".

Ese ejemplo misionero es el que Argüello anima a seguir. Esa llamada a la misión que representa el papado de León XIV, debe "hacernos salir de nuestras posiciones a las que nos vamos acostumbrando"

Alegría por el nuevo papa y alegría renovada por la pascua

Luis Argüello ha hecho referencia a la gran alegría y júbilo que supone la elección de un nuevo Papa, siempre desde el dolor de la muerte de Francisco, los creyentes sienten crecer el entusiasmo simplemente por "encontrarse ante un enamorado de Jesucristo". Es un sentimiento común entre todos los católicos "más allá de las distinciones habituales, entre sensibilidades de un corte o de otro, entre diversas manera de interpretar la fidelidad, la continuidad, la tradición, la novedad, la reforma, las iniciativas".

Esa alegría no es más que la esencia de la Iglesia que "brota en el corazón de millones de creyentes". Pero no es un sentimiento exclusivo para los católicos. El acontecimiento histórico que supone la elección de un nuevo Papa, supone que esa alegría de la Iglesia "se asome de una manera nueva a millones de personas que tienen otros credos o que viven en el agnosticismo o en la indiferencia religiosa".

Argüello ha terminado con una reflexión sobre lo que debe suponer esa alegría: "Que la alegría que estamos experimentando en las últimas horas baje hasta lo más profundo de nuestro corazón, para que se traduzca en un impulso a la comunión misionera". El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha continuado expresando que ese es el legado, no solo del misionero León XIV, sino de los últimos papas. Ese es el legado del Concilio Vaticano II, "que es el punto fundamental de unión entre los últimos papados".

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