La historia de Jorja Perea, la anciana toledana fallecida en 2015 que podría ser beatificada próximamente

Su hijo, José María Avendaño, ha explicado en 'Aleluya' cómo va el proceso de beatificación de esta campesina a la que se le atribuyen varios posibles milagros

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Jorja Perea García murió el 14 de agosto de 2015, en la víspera de la Asunción de la Virgen. Un mes antes sufrió un infarto cerebral y, aunque lo fue superando poco a poco, esto le generó una neumonía. "No sabía leer, pero se sabía el Evangelio. Tenía sabidura, oración y paz. Siempre con un gran sosiego y gran esperanza", ha subrayado en 'Aleluya' José María Avendaño Perea, uno de sus hijos que además es vicario general de la Diócesis de Getafe.

Jorja podría convertirse en beata, ya que está en proceso de aprobarse su beatificación. "En estos momentos, el Arzobispo de Toledo tiene que pedir a Roma el permiso para abrir la causa, que posiblemente comenzará en primavera. Después esperaremos el milagro", ha manifestado José María.

Tras fallecer, a Jorja se le atribuyen algunas 'gracias', que es la antesala de los milagros

"Al poco tiempo de morir, a Jorja se le empiezan a atribuir favores y gracias de la gente que la conocía", ha explicado. Al mes de fallecer, Don José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe, se puso en contacto con José María para comentarle que lo que se necesitaba la Iglesia era el testimonio de personas con una fe sencilla. Como consecuencia de aquella reflexión del obispo auxiliar, el hijo de Jorja decidió escribir la vida cristiana de su madre.

José María habló con el obispo diocesano, Don Joaquín, y se animó a escribir un libro sobre la fe sencilla de su madre. Cuando se puso manos a la obra, es cuando comenzaron a atribuir a Jorja algunas gracias concedidas. Por ello, decidieron preparar una estampa para la futura beata: "Desde que se divulgó la estampa no ha parado de aparecer gracias y favores", ha explicado el hijo de Jorja Perea.

Hace un mes, el obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, le explicó que cada vez que va al pueblo, Villanueva de Alcardete, donde está enterrada Jorja Perea, lo primero que hace es visitar la tumba de su madre; ahora también la de su padre Cándido, que murió hace un año.

"Ahora se están recogiendo todos los testimonios de personas que la han conocido. Los obispos creen que el proceso diocesano de Jorja va a durar poco, ya que no sabía escribir, ni leer, por lo que los teólogos no tienen nada que hacer", ha explicado José María.

"Con ese decreto nos fuimos a visitar a Don Francisco Cerro, Arzobispo de Toledo. La competencia para abrir la causa, empezando por la beatificación, la tiene Toledo porque es allí donde está enterrada", ha explicado el hijo de la futura Santa.

Las 'Gracias' de la futura beata, y que podrían ser catalogados como milagros

Hasta ahora, son muchos los favores y las gracias que han recibido de Jorja Perea García. José María ha anunciado que "todavía no se pueden llamar milagros, porque esa palabra está reservada para el tribunal que lo tiene que valorar". Los más destacados son los siguientes:

- Una leucemia en el Hospital Gregorio Marañón.

- Una señora con un problema intestinal en Italia.

- Una superación de la covid-19 en el Hospital de Getafe. "Hace mes y medio iban a llevar a la UCI a un señor que conocía a mi madre. Eso fue un viernes y el martes estaba de alta en casa", ha explicado José María.

- Hay una posible curación de lepra en Cuba de un religioso, que se encomendó a ella.

- El padre de un médico con un ictus cerebral.

- Un niño que iba a nacer con síndrome de Down y finalmente no fue así.

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La vida de Jorja Perea García

Jorja Perea García nació en 1928 en Villanueva de Alcardete (Toledo). Se quedó huérfana de padre y madre cuando era niña. La acogió la familia y al poco de comenzar el colegio estalló la Guerra Civil Española.

La futura beata dedicó toda su vida a trabajar en el campo y estar en el pueblo. Se casó a los 25 años con Cándido, el padre de José María, y de ese matrimonio nacieron cinco hijos, dos de ellos murieron jóvenes: uno con dos días y otro con 17 años.

José María Avendaño Perea ha definido a su madre como "una madre, una esposa, una buena cristiana, una mujer llena de Dios, un amor a la iglesia y una mujer con una caridad inmensa".

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Como ya hemos comentado, Jorja Perea murió en 2015 por una neumonía que le había generado un infarto cerebral. "Sentía una gran devoción a la Eucaristía. Era una mujer de gran esperanza y de confianza en la Resurrección. Cuando sentía dolor ella no se quejaba. Siempre decía... cuando venga el sufrimiento mira a la Cruz", ha explicado Avendaño

"Todos los días nos hacía la señal de la cruz al salir de casa y nos decía... Habla bien de Dios y haz todo el bien que puedas", ha contado José María. En los últimos años tenía una pensión de 149 euros, y de esa cantidad destinaba 100 a los más necesitados. "Los pobres me van a abrir la puerta del cielo", decía Jorja.

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